Sri Guru Darshan: Capítulo 9 "Nārāyaṇa Tiwārī, Inspector de policía"


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Nārāyaṇa Tiwārī, Inspector de policía


Tal como se realiza comúnmente en la India, los padres de Śrīla Gurudeva concertaron su matrimonio, mientras él aún estaba en el colegio secundario. A pesar de esto, la boda oficial con la chica brāhmaṇa no ocurrió hasta que Gurudeva cumplió sus 21 años. Paṇḍita Tiwārī le dijo a su hijo:
-“Ahora que estás comprometido y tu educación está casi finalizada, debes considerar continuar una carrera de tal manera que puedas mantener una familia”.

Por la orden de su padre, Gurudeva aceptó buscar un trabajo. En ese momento el régimen colonial británico enviaba regularmente policías a seleccionar estudiantes cualificados para reclutarlos. Una de tales ocasiones, Gurudeva fue enviado para una entrevista.

Previamente él había escuchado que el cuerpo de oficiales debía hablar un inglés fluido. Gurudeva sabía un poco de inglés, sin embargo era difícil para él captar completamente el acento del entrevistador británico. Cuando el oficial habló, Gurudeva se limitó a repetir sus palabras con una voz segura.

El oficial británico preguntó a Gurudeva:
-“¿Cómo se llama?”.
-¿Cómo se llama?” repitió Gurudeva.
El oficial instruyó:
-“Dígame cuál es su apellido”.
-“Dígame cuál es su apellido” Gurudeva repetía.
El oficial pensó: “¡Este chico es atrevido!”. Entonces preguntó: “¿Responderá usted a mis preguntas?”
Gurudeva respondió:
-“¿Responderá usted a mis preguntas?”
 “¡Este muchacho es de carácter fuerte!” pensó el oficial. Por supuesto él había escuchado de las altas calificaciones y la fuerte naturaleza deportiva de Nārāyaṇa Tiwārī, pero ahora había confirmado que este joven no era ordinario.
Él reportó a sus superiores:
-“Hay un joven fuerte llamado Nārāyaṇa Tiwārī, quien sería un buen oficial”.

Pronto Gurudeva aceptó la propuesta de unirse a la división de la policía local. Él destacó en su entrenamiento y pronto fue empleado como inspector de la policía. Los asuntos políticos se estaban incrementando en India y él fue asignado como evaluador de conflictos y la persona encargada de tratar con ellos de forma adecuada.
Gurudeva aceptó las órdenes de su departamento, no obstante insistió:
-“Necesito dos caballos para poder viajar”.
El teniente aceptó:
-“Lo dispondremos tal como lo desea”.

Cuando Śrīla Gurudeva empezó a servir como oficial, incesantes peleas asediaban a la nación, debido a la intensa lucha por la libertad. Desacuerdos y malos entendidos se salían de control. Si una persona veía alguien en quien no confiaba, esa persona estaba lista para cortar su cabeza, de otra manera su propia cabeza sería cortada primero. Sin embargo, donde sea que Gurudeva iba, debido a su carácter e influencia, generaba soluciones pacíficas.

Gurudeva no solo simpatizaba con todos los grupos, sino que sus tratos compasivos cambiaban las mentalidades agresivas, mientras solucionaba efectivamente los problemas y malos entendidos entre los disputantes.

Gurudeva realizaba sus deberes con fuerza y elegancia. Armonizaba las dificultades explicando las verdades de las escrituras védicas, especialmente del Rāmāyaṇa. Debido a la influencia de su asociación, la gente comprendía que no había necesidad de pelear y sus naturalezas antagonistas se disolvían. Al observar esto, fue asignado a casos especiales en Bihar, Bengala y Odisha.

En ese momento, los británicos establecieron un sistema de trenes que al parecer era ilimitado, junto a los buses públicos. Asimismo, ellos introdujeron los autos que hacían tanto ruido que uno podía escucharlos a un kilómetro de distancia. Al escuchar la espantosa bulla, las vacas y los toros rompían sus cuerdas y corrían salvajemente. Los perros ladraban y los tímpanos de todo el mundo se entumecían. A diferencia de los británicos que utilizaban vehículos para realizar sus tareas, Śrīla Gurudeva prefería viajar a caballo.
Una vez Gurudeva descubrió que el departamento de la policía estaba financiando una competencia atlética para que los oficiales subalternos fueran promovidos a puestos mayores. Gurudeva fue donde el superintendente británico para aplicar para el evento. El hombre dijo:
-“Lo siento, Sr. Tiwārī, pero usted no es elegible para este evento”.
-“Señor no deseo un ascenso”, dijo Gurudeva. “Soy un deportista. Por favor permítame competir extra-oficialmente”.

El superintendente lo consideró por un momento y finalmente aceptó. Gurudeva compitió en cinco eventos, incluyendo salto largo, salto alto y carreras de pista. Él probó ser el vencedor final en cada categoría. El superintendente estaba tan impresionado con el desempeño atlético de Gurudeva, que le concedió un ascenso de puesto entre el apoyo y asombro del resto del cuerpo de oficiales.
Posteriormente Śrīla Gurudeva fue destinado a la ciudad de Rājmahal en Bihar, en el límite con la zona de Bengal. Śrīla Gurudeva se sumergió en sus deberes oficiales y sus visitas a su pueblo natal se volvieron menos frecuentes. Cada seis u ocho semanas volvía a Tiwārīpura para visitar a su familia y ofrecer su sueldo a su padre. Estando complacido con las respetuosas ofrendas de su hijo, su padre le regresaba su sueldo con la esperanza de que Gurudeva se asentara y establecería una familia estable. Gurudeva usaba su tiempo en Tiwārīpura, ocupado en las prácticas espirituales y a su debido tiempo regresaba a su puesto. Incluso con un horario apretado, él mantenía constantemente una práctica espiritual fija al amanecer antes de ir a trabajar.

Desde la niñez, Śrīla Gurudeva siempre sintió una atracción única por el hari-kathā y dejaba todo de lado para asistir a cualquier reunión espiritual local. Incluso en ese momento, al medio de su ocupada vida de inspector de policía, cuando sea que era posible, él tomaba la oportunidad de ir y escuchar las sagradas conversaciones de los santos devotos.
Un día, fue a una asamblea en la que un sādhu erudito estaba recitando el Rāmāyaṇa. Él se absorbió tanto en el rāma-kathā que no se dio cuenta del pasar de la hora. El discurso continuó durante toda la noche antes de que concluyera. En la mañana, Śrīla Gurudeva recordó que la noche anterior debía trabajar en el turno de la noche.

Gurudeva fue a trabajar como era usual, esperando ser fuertemente reprimido. El superintendente advirtió su llegada y lo llamó:

-“Sr. Tiwārī, venga a mi oficina de inmediato”.
Śrīla Gurudeva fue a su oficina con aprehensión.
“Tome asiento”, dijo el superintendente. Gurudeva se sentó en una silla. El hombre le pasó un sobre. Mientras miraba de reojo el papel, el superintendente dijo:
-“Anoche fui e inspeccioné a los oficiales”. Se detuvo. “Estaba decepcionado al ver que algunos de ellos se estaban durmiendo en la estación”. Gurudeva miró hacia arriba. El superintendente continuó:

“No obstante, estuve muy complacido de ver que usted estaba alerta y realizando su deber con diligencia. Usted ha estado realizando un buen trabajo, Sr. Tiwārī, por consiguiente, he decidido promoverlo”.

Después del encuentro con el superintendente, Śrīla Gurudeva fue a su oficina, se sentó y pensó profundamente: “Esta debe ser una señal de Dios”, dijo. “Ahora no pasará mucho tiempo antes de que parta”.


 Fuente: Sri Guru Darshan
Traducción al español: Manjulali dasi
Edición y corrección: Hare Krishna das, Anupam das,  Hari-ras das

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