Dios y el Mundo (Por Sri Prem Prayojan Prabhu)

¿Cómo percibir el mundo?
Si tuviéramos que definir la característica principal de las civilizaciones antiguas podríamos expresarla como “un escepticismo saludable hacia las apariencias”. En la vida moderna hacemos lo contrario, todo lo que vemos o lo que está ante nuestros ojos le damos, literalmente, un “valor nominal” ,es decir, que aplicamos el “ver para creer”. Sin embargo, las culturas antiguas eran escépticas porque entendieron que la forma en que se percibe al mundo son solo las apariencias. Aquellas cosas que parecen ofrecernos la perspectiva de la felicidad y la paz, a menudo se convierten en una fuente de miseria y sufrimiento; mientras que aquellas situaciones, estilos de vida y prácticas que pueden parecer austeras o difíciles, de hecho, debido a que tienen el elemento de auto-control de uno mismo, elevan nuestra conciencia y por tanto, brindan la felicidad que estamos buscando dentro de las apariencias. En consecuencia, la sociedad moderna está en un estado de crisis debido a su concentración desmedida en las apariencias y la ausencia de una comprensión profunda de la naturaleza de la realidad.
La visión que se tenía en la antigüedad para entender un objeto consistía en no tomarlo de forma aislada, sino que ubicarlo dentro de la totalidad de la existencia, para así descubrir su significado, por el contrario, actualmente, lo abstraemos arbitrariamente y creemos que así podremos entenderlo, lo que se hace muy problemático.
¿Cómo se produce esta visión?
Cuando una persona se dedica a actividades hedonistas, la fina energía de su mente entra en contacto con los elementos físicos burdos lo que le provoca una contracción de la visión y ya no se puede pensar en términos de la totalidad como un todo; en cambio, simplemente su visión se reduce estrictamente a lo que está en frente. Por lo tanto, los Vedas dicen: “Oṁ pūrṇam adaḥ pūrṇam idaṁ”. Debemos meditar en el todo completo, sobre la totalidad, para que así nuestra visión reducida pueda expandirse lentamente, y cuando se esté en conciencia de esa totalidad, entonces el significado de cada objeto individual se revelará naturalmente.
¿Quién es Dios?
¿Cuál es la naturaleza de Dios? ¿Cuál es la naturaleza de la Realidad Suprema? Cuando tratamos de deliberar sobre estos temas, proyectamos nuestro propio sistema de valores sobre la trascendencia. ¿Qué es valioso e importante para nosotros en este mundo? Creemos que el conocimiento y el poder son importantes, por lo tanto, estamos buscando estos atributos y tratando de acumularlos. ¿Por qué? Porque subjetivamente experimentamos un ambiente hostil dentro de este mundo que está lleno de peligros y dificultades, por lo que nos esforzamos en encontrar seguridad.
El conocimiento puede protegernos de cierta manera y el poder también. Entonces, al momento de buscar una idea filosófica sobre lo qué es Dios, tomamos estos dos valores materiales y lo proyectamos a ese plano espiritual, en consecuencia, consideramos que Dios debe ser Omnisciente y todopoderoso. Sin embargo, debemos considerar que en el mundo espiritual, en el plano trascendental, más allá del tiempo y el espacio, no hay muerte, no hay peligro, no hay ambiente hostil, y debido a esto, el conocimiento y el poder No tienen valor allí. Esa moneda de intercambio no sirve para aquel plano, por lo tanto, se concluye que en el plano trascendental, los únicos valores verdaderos, lo más altos, son la belleza y el amor.
Los Vedas nos dicen que la Realidad Suprema, Dios es una persona consciente: Krishṇa, quién es como un océano: sin fin, sin orilla, sin fondo, que se extiende en todas las direcciones sin límite, el océano del amor y la belleza.
Todas las personas de este mundo se sientes atraídas por la belleza y nadie puede sentirse satisfecho sin descubrir el amor, así que en última instancia, cada persona está buscando ese océano de belleza y amor: Śrī Krishṇa
Logos – La razón divina de Dios
La sociedad moderna tecnológica se enorgullece de ser muy racional, muy lógica: esa lógica y esa razón son la base de nuestra visión actual del mundo. Pero hay un problema con esto y es que la lógica es un instrumento que se puede aplicar a los hechos para comprender el tema a mayor profundidad, pero la lógica en sí misma no es el hecho. Tarkāpratiṣṭānāt (Vedānta-sūtra 2.1.11), como se dice en sánscrito. Para empezar, se necesita tener hechos iniciales para luego usar el instrumento de la lógica y procesarlos lógicamente, es decir, la lógica puede ser aplicada a los hechos dados para descubrir sus conclusiones implícitas.
De otra manera, necesitamos una base sobre la cual podamos utilizar nuestro poder de razonamiento. ¿Cuál es esa base? Si tomamos nuestras percepciones como la base sobre la cual aplicamos la facultad de la lógica (que es el paradigma predominante de hoy en día, el del positivismo lógico), entonces deberíamos reconocer que nuestros sentidos están percibiendo efectos y esos efectos tienen una causa, es más, esas causas son los efectos de otra causa y otra causa, y así continúa más allá del horizonte de nuestra percepción sensorial actual. Por lo tanto, si los hechos fundamentales en los que se basa nuestra lógica son en realidad solo efectos y no causas finales, entonces solo estamos usando la apariencia como base y cuando la apariencia es la base de la razón, la razón misma se convierte solo en apariencia de la razón. No es lógica verdadera; no es realmente racional, solo le da el barniz o la apariencia de ser razón.
Se dice en el Evangelio de San Juan: -“¡En el principio era el Logos!”- Logos significa, la razón divina de Dios. -“Al principio era el Logos. El Logos era Dios, y estaba con Dios, y ese Logos se hizo carne, y ese fue Jesucristo ”-. El principio es que Jesucristo es una encarnación de la razón divina de Dios que no se basa en las apariencias. También podemos agregar que todos los grandes maestros espirituales a lo largo de la historia que se han autorealizado y han realizado a Dios, cada uno es la encarnación de la razón divina para atraernos, de modo que así nosotros podamos pensar profundamente e ir más allá de las apariencias y descubrir la sustancia de la Realidad.
La Realidad Absoluta
Cuando una persona en general trata de concebir a Dios, piensa en lo más grandioso que se pueda imaginar: un ser que debe ser Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente, Todo poderoso, presente en todo y tener conocimiento absoluto. Esto es un buen comienzo, pero los Vedas nos dicen que la realidad, la Personalidad de la Realidad, tiene mucho más que ofrecer.
En la vida práctica se observa como las personas corren al teatro o al cine, y en épocas pasadas, corrían a la biblioteca para tomar un libro, todo para poder absorberse, para dejarse llevar a una aventura, a un viaje lleno de emociones con todo el espectro de sentimientos: suspenso, compasión, romance, aventura y arte. ¿De dónde vienen estas cualidades?
Los Vedas dicen: Raso vai saḥ”: la Suprema Personalidad de Dios es la manifestación del espectro de todos los sabores del amor o los sabores del drama que anhelan nuestro corazón. El artista que ha pintado la belleza de los cielos, las montañas y los océanos de este mundo material, el cual es de una naturaleza inherentemente opaca, insensible y oscura, es la misma persona que ha manifestado un reino lleno de una perfección ilimitada de sabores estéticos del amor, aventura y emociones, se llama Parabrahmā, la Realidad Suprema, y se le conoce en sánscrito con el nombre de Krishna.
Sri Prem Prayojan Prabhu 
Fuente: Libro Droplets of Eternity, Chapter two “God and the World”
Traducción y Edición: Navita dasi

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