2º Entrega del nuevo libro: El Principio de Sri Guru y el Servicio a Sri Guru: Capítulo I, La necesidad de aceptar un Guru (Por Sripad BV Madhava Maharaja)

CAPÍTULO I
LA NECESIDAD DE ACEPTAR UN GURU
¿E
|
s necesario para un buscador espiritual aceptar
un guru, de acuerdo con la teología gauḍīya-vaiṣṇava? De ser así, ¿por qué?
¿Por qué no es posible confiar en nuestro propio discernimiento para entender
la teología vaiṣṇava?
Alternativamente, si el aspirante espiritual tiene una relación eterna con
Dios, ¿por qué no puede aproximarse a Dios directamente, sin la necesidad de
ningún intermediario? Aunque estas preguntas son fundamentales en cualquier
análisis del rol y la importancia del guru
en el vaiṣṇavismo gauḍīya, han sido
tratadas escasamente en los numerosos trabajos académicos sobre la teología gauḍīya-vaiṣṇava. Y cuando han sido
abordadas, ha sido muy superficialmente, arrojando
al principio de guru, crucial en el
pensamiento védico, a la luz de un dogma aceptado.
Los límites de la
percepción y del razonamiento deductivo
Para
entender la posición del guru en la
tradición gauḍīya-vaiṣṇava, es
menester entender primero la consideración epistemológica de qué constituye una
fuente de conocimiento confiable en la tradición. Śrīla Jīva Gosvāmī hace
justamente esto en su comentario Sarva-saṁvādinī
de su Tattva-Sandarbhaḥ, en donde
identifica varios medios para adquirir conocimiento —particularmente la percepción
(pratyakṣa) y la inferencia (anumāna). La percepción se refiere al
conocimiento de los objetos externos obtenido mediante la cognición basada en
la percepción sensorial.[1]
La inferencia se refiere al conocimiento obtenido a través del razonamiento
deductivo y el análisis. Śrīla Jīva Gosvāmī concluye que tanto la percepción
como la inferencia no son confiables en última instancia. Esto se debe a los
cuatros defectos inherentes que se encuentran en todos los humanos sin
excepción: (i) cada ser humano es proclive a la ilusión y la confusión (bhrama), (ii) es proclive a la
distracción (pramāda), (iii) tiene la
propensión a engañar (vipralipsā) y
(iv) tiene sentidos limitados e imperfectos (karaṇāpāṭava).[2]
De hecho, estos defectos son tan comunes que decimos, “Errar es humano.”
El único
método por el cual percibimos el mundo exterior se vale de los sentidos, es
decir, los ojos, los oídos, la nariz, la lengua y la piel. Estos sentidos son
instrumentos poco precisos, deficientes, que pueden percibir tan solo un rango
muy acotado de los fenómenos materiales —y solo desde una perspectiva limitada
y subjetiva.[3]
Cuando los sentidos humanos son expandidos, como por medio de microscopios o
telescopios, tienen un mayor alcance, pero todavía están limitados por la
esfera material subjetiva. Los Vedas,
por lo tanto, enfatizan que los sentidos materiales no tienen la capacidad de
decirnos nada sobre la existencia y la naturaleza de una realidad más allá de
este mundo fenoménico.
Por
ejemplo, el Śvetāśvatara Upaniṣad,
uno de los Upaniṣads del Yajur Veda, declara:
na saṁdṛśe tiṣṭhati rūpam asya
na cakṣuṣā paśyati kaścanainam
“Su forma se encuentra más allá de la percepción
sensorial. Nadie puede verlo con los ojos materiales.”[4]
El Kena Upaniṣad, el cual pertenece al Sāma Veda, expresa la misma idea,
haciendo hincapié en que el Absoluto yace más allá de nuestras capacidades de
ver, hablar y oír.[5]
Similarmente, la mente humana no puede concebir un objeto que exista del fuera
del tiempo y el espacio, que es ilimitado o que no está gobernado por el
principio de la causalidad. Los Vedas
hacen énfasis en que la Verdad Absoluta se encuentra más allá de las categorías
del entendimiento de este mundo observable. Por ejemplo, el Śvetāśvatara Upaniṣad declara:
sa vṛkṣa-kālākṛtibhiḥ paro ‘nyo
“Él está libre del enredo del complejo árbol del tiempo.”[6]
na tasya kāryaṁ karaṇaṁ ca vidyate
“Él no está gobernado por las leyes de la acción o la
causa.”[7]
De modo
similar, el Śrīmad-Bhāgavatam y el Brahma-saṁhitā describen al Señor
Supremo como sarva-kāraṇa-kāraṇam, la
causa de todas las causas.[8]
Esto está soportado por el Vedānta-sūtra
en el famoso aforismo janmādyasya yataḥ
(“De quien todo emana”),[9]
con cuales palabras comienza el primer verso del Śrīmad-Bhāgavatam.
El Señor
Supremo es referido como adhokṣaja
porque se encuentra más allá del alcance de los sentidos y la mente materiales.
De acuerdo con esto, los Vedas dan
poca importancia a la percepción humana, la inferencia, la lógica y la
lingüística como métodos para adquirir conocimiento acerca de Él. Por ejemplo, el
Muṇḍaka Upaniṣad, un Upaniṣad del Atharva Veda, declara:
nāyam ātmā pravacanena labhyo
na medhayā na bahunā śruten
yam evaiṣa vṛṇute tena labhyas
tasyaiṣa ātmā vivṛṇute tanūṁ svām
“El Ser Supremo no puede ser conocido mediante el
discurso, la inteligencia o el aprendizaje (audición). Más bien, Él se reserva
plenamente el derecho de revelarse a quien elije.”[10]
Este
mismo verso ha de encontrarse también en el Kaṭha
Upaniṣad,[11]
naiṣa tarkena matir āpaneyāproktānyenaiva su-jñānāya preṣṭha
“Esta realización, mi querido muchacho, no puede ser
adquirida por el razonamiento deductivo. Puede ser correctamente entendida
únicamente cuando una persona especialmente calificada la habla.”[12]
Similarmente, el Taittirīya
Upaniṣad declara:
yato vāco nivartante aprāpya manasā saha
“Nuestros pensamientos y palabras vuelven a nosotros, incapaces de alcanzar el Absoluto.”[13]
En otras palabras, nuestros pensamientos y palabras, con
sus fundamentos en este mundo fenoménico, hacen eco contra las coberturas de
este universo material. Ellas no pueden perforar el tejido de la materia. Ni
pueden alcanzar más allá de la perspectiva del observador condicionado.
El Vedānta-sūtra
afirma esto con las palabras tarkāpratiṣṭhānāt
—“La lógica y el discurso son inconcluyentes.”[14] El
significado aceptado de esas palabras es que el discurso de un gran pensador
será desafiado en el debido curso del tiempo por otro gran pensador cuyo
discurso será posteriormente desafiado por otro crítico. De este modo, tales
académicos pasan sus días en debates inútiles, atrapados en el cuadro
auto-referencial de este mundo material.
Esto se repite en el Mahābhārata:
tarko ’pratiṣṭhaḥ śrutayo vibhinnā
nāsāv munir yasya mataṁ na bhinnam
dharmasya tattvaṁ nihitaṁ guhāyāṁ
mahājano yena gataḥ sa panthāḥ
“La lógica y el discurso son inconcluyentes. Una persona
cuya opinión no difiere de la de los otros no es considerada un gran sabio.
Meramente, por estudiar los Vedas,
los cuales cubren un gran espectro, uno no puede encontrar el sendero
espiritual correcto, cuya ubicación está oculta para las personas en el corazón
de una persona auto-realizada (mahājana).
En consecuencia, uno debería aceptar cualquier sendero por el que estas
personas auto-realizadas aboguen.”[15]
Todo lo que sabemos sobre este mundo comienza y
termina con la percepción sensorial. Consecuentemente, nadie ha podido probar o
refutar empíricamente la existencia de Dios. El intento es inútil, pues el
Absoluto existe más allá del rango de la mente y los sentidos materiales. Para
verlo a Él, uno necesita situarse en una posición objetiva, una posición más
allá de la materia. Esta es una de las primeras enseñanzas del Vedānta.
Los límites del estudio independiente de los Vedas y la meditación
Si la
Verdad Absoluta es verdaderamente ilimitada, independiente y todopoderosa, Él seguramente
tiene el poder de hacerse conocer por el ser limitado. En otras palabras, Él
debe tener la capacidad de elevar a un alma condicionada en este mundo
fenoménico y concederle una vislumbre de la divinidad. Sobre esta base, los Vedas contienen numerosos registros de
sabios y místicos quienes, por la gracia de un guru altamente calificado, cruzaron el umbral de la materia y
fueron testigos del Absoluto. Lo que vieron ha sido registrado en los Vedas y en los textos relacionados. Este
cuerpo de literaturas es, por lo tanto, considerado conocimiento perfecto,
conocimiento trascendental a este mundo y no teñido por loa cuatro defectos
humanos.
El Vedānta-sūtra afirma que la Verdad
Absoluta puede ser conocida únicamente a través de las escrituras reveladas —śāstra-yonitvāt.[16]
En su comentario Sarva-saṁvādinī al Tattva-Sandarbhaḥ, Śrīla Jīva Gosvāmī
escribe:
tathāpi bhrama-pramāda-vipralipsā-karaṇāpāṭava-doṣarahita-
vacanātmakaḥ śabda eva mūla-pramāṇam
“Sin embargo, las escrituras reveladas son aceptadas como
la forma de evidencia más confiable debido a que están libres de los cuatros
defectos —la ilusión, la desatención, el engaño y los sentidos imperfectos.”[17]
No
indica, sin embargo, que uno pueda entender a la Verdad Absoluta simplemente
por estudiar independientemente estas escrituras o meditar en su significado.
Hacer tal cosa es valerse de nuevo de la
fuerza de nuestra propia mente y nuestros sentidos, por lo que uno se perderá
inevitablemente la esencia espiritual de los Vedas. La razón de esto es que los Vedas no son simples palabras escritas sobre una página. Son
verdades secretas ocultas en versos y axiomas sánscritos, pasadas de maestro a
discípulo por centurias. El Vedānta
es la visión de los ancestros grabada en códigos sánscritos. En primer lugar,
estos códigos son muy difíciles de descifrar. Muchos estudiantes se han roto
los dientes al tratar de desenredar los intrincados nudos de estos axiomas.[18]
Sin la instrucción de un maestro calificado, el verdadero significado de los Vedas se perderá. Por esta razón, en el
verso del Kaṭha Upaniṣad que comienza
con las palabras ‘naiṣa tarkena matir āpaneyā’,[19]
se ha utilizado la palabra proktā
(‘dicho’ o ‘hablado’). Dicho de otro modo, los Vedas pueden ser entendidos apropiadamente solo cuando son explicados
por un maestro altamente calificado.
Śrīla Jīva
Gosvāmī confirma esto en su comentario Sarva-saṁvādinī
del Tattva-Sandarbhaḥ:
kintu sarvajñeśvara-vacanatvenāsarvajña-jīvair
durūhatvāt
tat-prabhāva-labdha-pratyakṣa-viśeṣavadbhir eva
sarvatra
tad-anubhave śakyate, na tu tārkikaiḥ
“Pero ya que ellos consisten de las palabras del
omnisciente Señor Supremo, los seres vivientes finitos, quienes no son
omniscientes, tienen dificultades para construir lo que ellos quieren decir, y
solo aquellos que por Su poder han recibido la capacidad perceptiva especial
son capaces de entender su significado en todas las instancias. Los
especuladores no pueden hacerlo.”[20]
De un
modo similar, el Śvetāśvatara Upaniṣad
dice:
chandāṁsi yajñāḥ kratavo vratāni
bhūtaṁ bhavyaṁ yac ca vedā vadanti
asmān māyī sṛjate viśvam etat
tasmiṁś cānyo māyayā sanniruddhaḥ
“Los Vedas
describen tan grande variedad de himnos, plegarias, sacrificios, rituales,
votos, austeridades, historias y predicciones que confunden. Es muy
difícil para las almas condicionadas
cubiertas por las nubes de la ilusión y atrapadas en este mundo fenoménico,
entender el Absoluto, de quien esta potencia ilusoria y el cosmos material se
originan, por simplemente estudiar los Vedas.”[21]
Más aún,
en tanto que el estudio de los Vedas
puede otorgar erudición (jñāna), no
impartirá percepción espiritual verdadera (vijñāna).
La primera es meramente la aparición del conocimiento, mientras que la segunda
es la sabiduría transformativa que altera el modo en el que uno ve el mundo y
vive la vida. Las enseñanzas de los Vedas
están dispuestas en capas, acorde con la capacidad del estudiante. Pero el
erudito que estudia los Vedas desde
una posición de objetividad imaginada no experimentará su poder transformativo
y no entenderá su verdadera esencia. Él no obtendrá la calificación para entrar
progresivamente en los estados más avanzados del entendimiento, sino que
seguirá siendo permanentemente un observador externo que sostiene tan solo el
caparazón vacío de los Vedas. Tal
persona puede haber entendido las letras y palabras materiales, pero el
contenido espiritual lo ha eludido.
Por este
motivo, el Muṇḍaka Upaniṣad y el Kaṭha Upaniṣad declaran:
nāyam ātmā pravacanena labhyo
na medhayā na bahunā śrutena
“El Ser Supremo no puede ser conocido a través del
discurso, la inteligencia ni la erudición (audición).”[22]
Como ya
hemos visto, el Mahābhārata hace la
misma observación.[23]
En la misma línea, el Śrīmad-Bhāgavatam
declara:
jñāne prayāsam udapāsya namanta eva
jīvanti san-mukharitāṁ bhavadīya-vārtām
sthāne sthitāḥ śruti-gatāṁ tanu-vāṅ-manobhir
ye prāyaśo ’jita jito ’py asi tais tri-lokyām
“Quienes abandonan la búsqueda del conocimiento por
completo y en cambio ofrecen homenaje con su cuerpo, su mente y sus palabras a
los tópicos acerca de Ti hablados por los devotos puros, dedicando sus vidas a
estas narraciones sin importar la posición social en la que se encontrasen,
ciertamente Te conquistarán, aunque Tú eres inconquistable por nadie en los
tres mundos.”[24]
Las
palabras san-mukharitām son
relevantes y su significado es que el conocimiento espiritual debería ser
recibido por un discípulo calificado de un orador o un guru calificado, quien ha trascendido este mundo de ilusión y
egoísmo. El estudio independiente de los Vedas
no puede otorgar percepción trascendental, la cual solo puede ser obtenida
mediante la dedicación a quien ya la tiene, es decir, a quien ya está conectado
con la trascendencia. Tal persona puede impartir este conocimiento por
referirse a los Vedas y transmitir no
solo la caparazón externa sino o la apariencia del conocimiento (jñāna) sino además el núcleo interno (vijñāna), el cual es la capacidad de
percibir el conocimiento directamente.
Refugiándose en un
guía espiritual
En el Bhagavad-gītā, Śrī Kṛṣṇa aconseja:
tad viddhi paraṇipātena paripraśnena sevayā
upadekṣyanti te jñānam jñāninas tattva-darśinaḥ
“Trata de entender este conocimiento aceptando un
preceptor espiritual, haciéndole preguntas relevantes y prestándole servicio.
Quienes están auto-realizados pueden impartirte conocimiento porque han visto
la verdad.” [25]
De
hecho, Arjuna acepta a Śrī Kṛṣṇa como su guru
aun antes de que Śrī Kṛṣṇa comenzara a recitar el Bhagavad-gītā.[26]
El Muṇḍaka Upaniṣad ofrece el mismo
consejo:
tad-vijñānārthaṁ sa gurum evābhigacchet
“Para entender el conocimiento trascendental, uno debe
ciertamente acudir a un guru.”[27]
De un
modo similar, el Chāndogya Upaniṣad
sostiene:
ācāryavān puruṣo veda
“Quien tiene un preceptor espiritual puede conocer las
cosas tal como son.”[28]
El Śrīmad-Bhāgavatam corrobora esto:
tasmād
guruṁ prapadyeta jijñāsuḥ śreya uttamam
“Por lo tanto, quien desee saber sobre la meta suprema de
la vida debe refugiarse en un guru.”[29]
Hay
numerosas referencias similares en los Upaniṣads
y Purāṇas. Un guru calificado será el discípulo
perfecto de otro guru calificado,
quien a su vez se habrá vuelto perfecto bajo el tutelaje de un guru. Esta cadena ininterrumpida de guru y discípulo perfectos es conocida
como guru-paramparā —una línea
discipular que tiene su origen en Śrī Kṛṣṇa Mismo.[30]
Así, el Padma Purāṇa declara:
sampradāya-vihīnā ye mantrās te niṣphalā matāḥ
“A menos que uno esté conectado con una línea discipular
fidedigna, cualesquiera mantras que
cante no tendrán efecto.”[31]
El
proceso de adquisición de conocimiento en esta cadena de transmisión es
conocido como avaroha-panthā —el
proceso descendente de la tradición vedántica. Se encuentra en una posición
opuesta al proceso ascendente de las especulaciones empírica y deductiva.
Las
líneas discipulares vaiṣṇavas
explican que el mayor beneficio y la meta suprema de los Vedas es alcanzar bhakti,
amor puro por el Señor Supremo. El Śrīmad-Bhāgavatam,
por ejemplo, declara sin reservas:
śabda-brahmaṇi niṣṇāto na niṣṇāyāt pare yadi
śramas tasya śrama-phalo hy adhenum iva rakṣataḥ
“Si una persona se vuelve un erudito en la literatura
védica a través del estudio meticuloso, pero no absorbe su mente en el Señor
Supremo, sus arduos esfuerzos son tan inútiles como los de un hombre que
trabaja muy duro para conseguir una vaca que no da leche.” [32]
En el Śrīmad-Bhāgavatam,
Śrī Kṛṣṇa le dice a Su amigo Uddhava:
na sādhayati māṁ yogo na sāṅkhyaṁ dharma uddhavana svādhyāyas tapas tyāgo yathā bhaktir mamorjitā
“No Estoy controlado por quienes practican yoga, la filosofía sāṅkhya, el trabajo religioso, el estudio de los Vedas, las austeridades ni la renunciación. Uddhava, tan solo Estoy controlado por bhakti. Quienes tienen fe firme en el bhakti por Mí, Me controlan con su amor.” [33]
Al igual
que Śrī Kṛṣṇa, el bhakti no podrá ser
obtenido a través del mero estudio empírico, la erudición ni la meditación. Más
bien, es un regalo de alguien quien ya lo posee. En otras palabras, es
transferido desde el corazón del guru
genuino y calificado al corazón del buscador sincero, el discípulo. Esto es, de
hecho, el verdadero significado de dīkṣā
o iniciación espiritual, tal como veremos en el capítulo II. El Bṛhan-nāradīya Purāṇa declara lo siguiente:
naiṣāṁ matis tāvad urukramāṅghriṁ
spṛśaty anarthāpagamo yad-arthaḥ
mahīyasāṁ pāda-rajo-’bhiṣekaṁ
niṣkiñcanānāṁ na vṛṇīta yāvat
“En tanto no se cubran con el polvo de los pies de las
grandes almas, las personas adictas al placer sensual no podrán liberarse de
las ataduras de este mundo material y alcanzar los pies de loto del Señor
Supremo, quien es celebrado por Sus actividades fuera de lo común.” [34]
De
hecho, este punto se enfatiza una y otra vez en el Śrīmad-Bhāgavatam. En consecuencia, se repite a lo largo de todo el
canon de la literatura gauḍīya-vaiṣṇava.
Por ejemplo, Śrīla Kṛṣṇadāsa Kavirāja Gosvāmī declara en su Śrī Caitanya-caritāmṛta:
mahat-kṛpa vinā kona karme ‘bhakti’ naya
kṛṣṇa-bhakti dure raho saṁsāra nahe kṣaya
“A menos que uno obtenga la misericordia del devoto puro,
uno no podrá alcanzar bhakti. Qué
decir del bhakti por Śrī Kṛṣṇa, uno
ni siquiera podrá liberarse de las ataduras de la vida material.” [35]
La
compañía de los devotos exaltados es tal valiosa que puede otorgar bhakti, el más raro de los tesoros, al
buscador espiritual. El Śrīmad-Bhāgavatam
declara:
tulayāma lavenāpi na svargaṁ nāpunar-bhavam
bhagavat-saṅgi-saṅgasya martyānāṁ kim utāśiṣaḥ
“El valor de la asociación aun
momentánea con un devoto puro no puede compararse con alcanzar el cielo o la
liberación de la materia, qué hablar de riquezas mundanas, las cuales son para
quienes están destinados a morir.” [36]
El bhakti es la esencia del conocimiento
trascendental. Por lo tanto, un devoto puro que se lo concede al buscador
espiritual ha de ser considerado su guru.
Sin aceptar el refugio de tal guru genuino
y realizado, el bhakti permanecerá
distante y esquivo. Es como una persona que estudia una jarra de miel, pero que
nunca piensa en abrir la jarra y saborear su contenido.
Hay una
razón posterior por la cual aceptar un guru
es fundamental. La vida espiritual es difícil, el camino es largo y tiene
muchos peligros. El guru es quien
guía al discípulo en este sendero, corrigiendo continuamente su trayectoria,
incluso levemente, de manera que permanezca siempre en curso. El Kaṭha Upaniṣad expresa esta idea de la
siguiente manera:
uttiṣṭhata jāgrata prāpya varān nibodhata
kṣurasya dhārā niśitā duratyayā
durgaṁ pathas tat kavayo vadanti
“¡Levántense, despierten! Acérquense a los grandes y
aprendan. El sendero es como el filo de una navaja, como dicen los sabios —difícil de transitar y de
cruzar.” [37]
El Śrīmad-Bhāgavatam expresa poéticamente
la misma idea usando la analogía de un bote y su capitán o navegante:
nṛ-deham ādyaṁ su-labhaṁ su-durlabhaṁ
plavaṁ su-kalpaṁ guru-karṇadhāram
mayānukūlena nabhasvateritaṁ
pumān bhavābdhiṁ na taret sa ātma-hā
“El cuerpo humano, el cual le permite a uno lograr todos
los beneficios de la vida y el cual se obtiene automáticamente con el debido
curso del tiempo, es una rara facilidad
que puede ser comparada con un bote. El guru
es el navegante, y Yo (Śrī Kṛṣṇa en la forma de Sus instrucciones) Soy los
vientos favorables que lo impulsan en su curso. Considerando esto, quien no use
esta vida humana para cruzar el océano de repetidos nacimientos y muertes es
verdaderamente el asesino de su propia alma.” [38]
Mientras
permanezcamos atrapados en este mundo de ilusión, nuestra mente e inteligencia
carecerán de claridad, y nosotros probablemente nos deslizaremos sobre el filo
de la navaja de la vida espiritual. Pero el guru
personalmente toma la responsabilidad por el progreso del discípulo y le ofrece
a este la guía necesaria para asegurar su permanencia en el sendero de los mahājanas, o los grandes.[39]
Así, el guru es nuestro compás, sin
el cual estamos perdidos en el temible océano de la existencia material.
Como
este capítulo demuestra, los Upaniṣads,
Purāṇas y posteriormente los escritos que conforman el canon gauḍīya enfatizan repetidamente la
necesidad de acudir a un guru
calificado para obtener entendimiento espiritual verdadero. Los Upaniṣads declaran que el Absoluto yace
más allá del alcance de la mente y los sentidos. El estudio empírico y el
análisis lógico son, por lo tanto, impotentes cuando se trata de acercarse al
Absoluto. Ni el estudio independiente de las escrituras védicas, las cuales
registran las experiencias místicas de los sabios, ni la meditación
independiente en su significado oculto pueden tampoco llevarlo a uno al
Absoluto. Los versos y los axiomas sánscritos de las escrituras no solo son
difíciles de entender sino que su esencia yace en la sabiduría transformativa,
la cual no es fácil de obtener. La meta suprema de los Vedas es el bhakti, o
amor incondicional por el Señor Supremo. El bhakti
no puede ser aislado, examinado o apropiado como los objetos ordinarios de este
mundo. Más bien, es independiente y difícil de alcanzar. Es transmitido desde
el corazón de un guru calificado que
lo posee al corazón del discípulo calificado. El guru calificado es quien guía al estudiante en el sendero hacia la
perfección espiritual, pues él ya ha transitado ese sendero.
Fuente: http://www.purebhakti.com/resources/ebooks-a-magazines-mainmenu-63/doc_details/232-principle-of-sri-guru-and-service-to-sri-guru.html?tmpl=component
Traducción al español: Amritananda das
Edición para radharanikijay: Hari-rasa das
Otras obras de Sripad BV Madhava Maharaja: http://radharanikijay.blogspot.com/search/label/Sripad%20Bhaktivedanta%20Madhava%20Maharaja
[1] La palabra ‘percepción’ deriva del latín percepio, la cual significa ‘la acción
de tomar posesión, aprehensión con la mente o los sentidos.’ (Oxford English Dictionary, www.oed.com).
[2] Ver Tattva-Sandarbha,
Pramāṇa-prakaraṇam, verso 9 (bhramaḥ pramādo vipralipsā karaṇāpāṭavaṁ
ceti jīve catvāro doṣāḥ), así como también el comentario ‘Sarva-saṁvādinī’ de Śrīla Jīva Gosvāmī
sobre este verso. Ver también el comentario de Śrīla Baladeva Vidyābhūṣaṇa
Prabhu sobre el mismo verso. Además, ver el Śrī
Caitanya-caritāmṛta, Ādi-līlā
2.86 de Śrīla Kṛṣṇadāsa Kavirāja Gosvāmī)
[3] Esta posición sobre los límites de
la percepción está plenamente de acuerdo con las conclusiones de la física
moderna. Los físicos ya no claman ser capaces de resolver para nosotros lo que
significa ‘real’. En cambio, buscan dar solo la mejor descripción del mundo que
pueden inventar, la cual descansa totalmente sobre las impresiones de los
sentidos. Albert Einstein, por ejemplo, enfatizó que “el concepto del ‘mundo
externo real’ del pensar cotidiano descansa exclusivamente en la percepción de
los sentidos.” (Physics and Reality,
Journal of the Franklin Institute, 221(3), pp. 349–50). De un modo similar,
Eddington, el gran físico-astrónomo inglés, advirtió, “Dudo mucho que alguno de
nosotros tenga la más vaga idea de lo que se quiere decir por la realidad o la
existencia de cualquier cosa excepto nuestros propios egos.” (The Nature of the Physical
World, Cambridge: Cambridge University Press, 1928, p. 282).
[5] Kena Upaniṣad, 1.3–8. Por ejemplo, el verso declara, na tatra cakṣurgacchati na vāggacchati no
manaḥ —“Ni el ojo, ni el habla, ni la mente pueden ir allí.”
[17] Comentario Sarva-saṁvādinī al Tattva-Sandarbhaḥ,
Pramāṇa-prakaraṇam, texto 9.
[18] La palabra sánscrita vedānta está compuesta por veda
(‘conocimiento’) y anta (‘fin’ o
‘conclusión), y se traduce como la ‘culminación del conocimiento’. También se
refiera a ‘la esencia de los Vedas’.
Sin embargo, vedānta es a veces
referida humorísticamente como vidanta,
la cual significa ‘sin dientes’. En otras palabras, el tema es tan complejo que
es probable que el estudiante se rompa los dientes con él.
[26] Bhagavad-gītā, 2.7: śiṣyas
te ’haṁ śādhi māṁ tvāṁ prapannam —“Ahora soy Tu discípulo y he tomado
refugio en Ti. Por favor, instrúyeme.”
[31] Hay varias revisiones del Padma Purāṇa, y algunas no parecen
incluir este verso. Sin embargo, es citado por Śrīla Baladeva Vidyābhūṣaṇa
Prabhu en su Prameya-ratnavāli (1.5).
Es citado también en el diccionario sánscrito de Böhtlingk
(Sanskirt-Wörterbuch) y en el diccionario sánscrito Śabda-kalpa-druma bajo la entrada ‘sampradāya’.
.
[39] Ver Mahābhārata,
Vana-parva, 313.117: mahājano yena
gataḥ sa panthāḥ —“Uno debería seguir el sendero viajado por los grandes.”