Capítulo 13 del libro "Srila Gurudeva El Tesoro Supremo Vol II": Srila Gurudeva atestigua para salvar a ISKCON
Śrīla
Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja, el ācārya fundador de la
Sociedad Internacional para la Conciencia de Kṛṣṇa (ISKCON),
solía residir en Calcuta durante su naravat-līlā(pasatiempos en su
forma humana). Para entonces, él estaba casado y tenía hijos. Eso fue antes de
entrar en el āśrama desannyāsa (orden de renuncia)
en 1959. En 1965, a la avanzada edad de setenta, dejó la India y se dirigió a los
países occidentales, donde obró un milagro. Él tomó la misión de Śrī Caitanya
Mahāprabhu, la misión de Śrīla Rūpa Gosvāmī, y de un modo digno de elogio
estableció ISKCON por todo el mundo. Creó además una rama internacional para la
distribución de libros, el Bhaktivedānta Book Trust (BBT, Fondo Editorial
Bhaktivedānta). Después de más de una década de prédica pionera en el mundo
occidental, así como también de cultivo masivo de los residentes de su India
natal, Śrīla Svāmī Mahārāja partió de este mundo. En Noviembre de 1977, en Vṛndāvana, entró en los pasatiempos de sus amados Śrī
Śrī Rādhā Mādhava.
Algunos años
más tarde, su hijo de su āśrama previo, inspirado por otros,
inició procedimientos legales contra ISKCON. Él clamaba que su padre, Abhaya
Charan De, no era un brāhmaṇa sino un vaiśya y,
por lo tanto, de acuerdo con el sistema social de castas, no podía tomar sannyāsa.
Él decía que solo un brāhmaṇa podía
tomar sannyāsa. Él sostenía que su padre era un hombre de negocios
que fue a occidente tan solo por cuestiones de negocios y que ISKCON era, en consecuencia,
una empresa familiar. Después del deceso de su padre, siendo él su hijo y
heredero legal, era ahora el propietario de ISKCON. Este fue el caso que se
levantó en contra de ISKCON después de la partida de Śrīla Bhaktivedānta Svāmī.
Consciente del peligro inminente, ISKCON convenientemente transfirió el caso de
la Corte Suprema de Calcuta a la Corte de Bombay.
Śrīla
Gurudeva dijo, “Un líder de ISKCON me llamó y me dijo, ‘Si usted no presenta
evidencias, el hijo se apropiará de todo ISKCON en todo el mundo.’ Él me pidió
que viajase inmediatamente a Bombay. Le respondía que quería servir a Śrīla
Svāmī Mahārāja, por lo que iba a ir… Siempre estoy dispuesto a servir la misión
de Śrīla Svāmī Mahārāja”.
A pesar de su frágil salud, Śrīla Gurudeva viajó solo. Los líderes de ISKCON le trajeron un pasaje aéreo para que él pudiese llegar rápidamente de Delhi a Bombay, donde fue hospedado en el templo de Juhu. Por un tiempo considerablemente largo, Śrīla Gurudeva iba a la corte regularmente después del desayuno. Él era el testigo clave para probar que Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja había tomado sannyāsa, la orden de vida de renuncia, legítimamente de un sannyāsa-guru autorizado, rompiendo así su conexión con su vida familiar previa. Śrīla Bhakti Prajñāna Keśava Mahārāja y Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja habían ambos partido de este mundo, por lo que solo quedaba Śrīla Gurudeva, quien había llevado a cabo los ritos ceremoniales de sannyāsa para Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja, como único testigo presencial.
En la corte,
Śrīla Gurudeva citó y explicó extensa y autoritativamente las evidencias
escriturales relacionadas con el hecho de que uno es un brāhmaṇa no por su nacimiento
sino por su calificación únicamente, aplastando así la ideología falsa y las
malas prácticas de los smārta-brāhmaṇas. Además,
explicó con lujo de detalles la orden de tridaṇḍī-sannyāsa. Él hizo énfasis en que
Śrīla Svāmī Mahārāja estaba debidamente iniciado en una línea vaiṣṇava fidedigna que como
tal estaba más allá de la designación de casta y credo. Los vaiṣṇavas son superiores a los brāhmaṇas y, por lo tanto,
están calificados para aceptar la orden de sannyāsa sin
importar su nacimiento. Él continuó hablando en la corte sobre la autenticidad
de la Brahmā-Madhva-Gauḍīya-sampradāya; las glorias
de Śrī Caitanya Mahāprabhu y del ācārya de nuestra línea,
Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura, cuyo
discípulo mayor fue Śrīla Bhakti Prajñāna Keśava Gosvāmī Mahārāja; y la validez
de la orden de sannyāsa otorgada en esta línea discipular.
El juez, los
abogados y todos los otros oficiales estaban profundamente impresionados por
Śrīla Gurudeva, quien como siempre mostró la pureza de su corazón, su
honorabilidad y su apego inequívoco a la verdad absoluta y al bhakti puro.
Todo esto fue
hecho por Śrīla Gurudeva para proteger el movimiento de Śrīla Bhaktivedānta
Svāmī Mahārāja. Śrīla Gurudeva nunca dudó en ayudar y dio su testimonio
libremente por el bien del movimiento de Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja.
Esta evidencia fue crucial para salvar a ISKCON de haber sido expropiada. Los
líderes de ISKCON vinieron a Śrīla Nārāyaṇa Mahārāja
(Śrīla Gurudeva) mendigando su ayuda porque sabían que él era el único
calificado para presentar tal evidencia. De este modo, fue Śrīla Gurudeva quien
salvó al movimiento de Śrīla Prabhupāda de ser expropiado por el hijo biológico
de este nacido en su āśrama previo.
Para cuando
Śrīla Gurudeva había concluido esta parte de su alegato, su salud se había
deteriorado mucho. Sin embargo, nunca se quejó ni una vez sobre su frágil
estado, y, entre las audiencias, dictó cursos extensos a pedido de los líderes
de ISKCON sobre las enseñanzas confidenciales de los Gosvāmīs. De alguna
manera, los líderes de ISKCON no se percataron de las necesidades de su
decadente salud y enviaron a Śrīla Gurudeva solo, aun cuando a esta altura él
ya estaba seriamente enfermo, todo el trayecto de Bombay (Mumbāī) a Mathurā en
tren.
Cuando fuimos a recoger a Śrīla Gurudeva a la estación de trenes de Mathurā, nos asombramos al ver cuán débil y frágil se veía y cuán enfermo estaba, tanto que le llevó semanas recuperarse por completo. Con el amor y las atenciones que le brindamos y con la alimentación y medicinas adecuadas, gradualmente le hicimos recuperar su salud.
Los líderes
de ISKCON en Mathurā
Cuatro meses más tarde, algunos sannyāsīs de ISKCON vinieron a Mathurā a pedirle a Śrīla Gurudeva que fuese a Bombay nuevamente para la próxima audiencia en la corte. Sin pensar dos veces sobre su propia salud, Gurudeva accedió.
Casualmente
los brahmacārīs de nuestro māṭha (templo) oyeron la
conversación, y se quedaron muy preocupados por la salud de Gurudeva, pero, por
razones de etiqueta, no dijeron palabra alguna. (Cuando Śrīla Gurudeva o algún vaiṣṇava altamente calificado hablaba
a otros, era costumbre que los más jóvenes no participasen en la discusión
sin el permiso de ese vaiṣṇava). Los brahmacārīs tenían que
permanecer en silencio porque no se atrevían a interrumpir a Śrīla Gurudeva,
por quien tenían un respeto muy profundo, mientras hablaba. Además, los sannyāsīs de
ISKCON, quienes parecían estar bien alimentados y llenos de confianza mundana,
eran muy intimidantes para algunos de esos simples y delgados brahmacārīs pueblerinos.
Si bien yo
venía de un pasado pueblerino también, no me sentí intimidado y objeté
enérgicamente. Por ese entonces, mi nombre era Navīna Kṛṣṇa Brahmacārī,
y al entrar en la habitación de Śrīla Gurudeva, ofrecí mis reverencias
respetuosas a él y a todos los vaiṣṇavas y comencé a hablar.
“No permitiremos
que Śrīla Gurudeva siga yendo a Bombay”, dije. Sorprendidos, los líderes de ISKCON me
miraron y me preguntaron por qué no. Les respondí: “La última vez que se
llevaron a Gurudeva a Bombay, él se enfermó muchísimo. No había ningún brahmacārī asistente
que atendiera sus necesidades personales y de salud. Aunque seguramente ustedes
lo trataron muy bien de acuerdo con sus posibilidades, no saben qué es
favorable y qué no para su salud. Por lo tanto, no le permitiremos que vaya de
nuevo”.
“Debo ir”, dijo humildemente Gurudeva, “De lo contrario,
ISKCON se perderá”.
Rápidamente,
los sannyāsīs de ISKCON estuvieron de acuerdo y dijeron
repetidamente que era indispensable que Śrīla Nārāyaṇa Mahārāja
diera testimonio.
No me di por
vencido y continué hablando con firmeza, “Permitiremos que Gurudeva vaya a
Bombay solo bajo ciertas condiciones. Uno de nuestros brahmacārīs deberá
acompañarlo. La última vez, Śubhānanda Prabhu (ahora Śrīpāda Bhaktivedānta
Tīrtha Mahārāja) lo acompañó hasta el aeropuerto de Delhi. Cuando regresó a
Mathurā desde Delhi, él estaba llorando y no pudo comer por dos días debido a
la aflicción de ver a Gurudeva viajar solo en ese avión. Por lo tanto, si
Gurudeva ha de ir de nuevo a Bombay, tendrán que comprar dos pasajes, uno para
Gurudeva y otro para el brahmacārī”.
Ellos
accedieron de inmediato.
“Y deberán
ser ambos boletos de ida y vuelta. Ni Gurudeva ni el brahmacārī regresarán
en tren”.
Nuevamente,
aceptaron.
“No solo eso”, proseguí: “…los dos boletos deberá ser
entregados en mano a nosotros aquí en Mathurā”.
“Sí”, dijeron.
“No solo esto”,
continué, “nuestros devotos brahmacārīs
comprarán el bhoga (alimentos para ofrecer) y cocinarán
para Gurudeva también”. Aceptaron inmediatamente.
Cuando los sannyāsīs de
ISKCON se marcharon, todos los brahmacārīs que estaban residiendo
en el māṭha, tales como Śrīpāda
Nanda-nandana Brahmacārī, Śrīpāda Śubhānanda Brahmacārī, Śrīpāda Premānanda
Brahmacārī, Śrīpāda Raghunātha Brahmacārī, Śrīpāda Gaura-kṛṣṇa Brahmacārī y otros, vinieron a Gurudeva con un
pedido especial. “Entre nosotros”, dijeron, “Navīna Kṛṣṇa es el miembro
más nuevo del māṭha. Aunque todos nosotros
fuimos tímidos, especialmente en la presencia intimidante de los sannyāsīs de
ISKCON, este muchacho nuevo y delgado se puso de pie y los hizo acceder a todas
sus demandas. Creemos que debería ser él quien lo acompañe a Bombay ya que está
muy capacitado para hacer todos los arreglos y solucionar cualquier
problema”.
Así fue como
me convertí en más que el sirviente personal de tiempo completo de Śrīla
Gurudeva. Anteriormente, solía cocinar con frecuencia para él y servirlo, pero
no lo acompañaba siempre cuando él viajaba para predicar. Pero desde este
momento en adelante, comencé a asistirlo personalmente y a viajar con él en
forma permanente.
Fui bendecido
así con esta importantísima responsabilidad y me sentía plenamente feliz de
estar ocupado en su servicio.
Juhu Bombay
—Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja toma lecciones
En Bombay,
Śrīla Gurudeva solía levantarse temprano y hacer su bhajana como
de costumbre. Yo cocinaba para él y le servía el prasāda del
desayuno. Entre las 7:30 y 8:00 de la mañana, Śrīpāda Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja pasaba a buscar a Gurudeva para llevarlo
a la corte, donde debía estar disponible para ser llamado en cualquier momento
del día, para no regresar sino hasta el atardecer.
Mientras el
caso avanzaba en Bombay, Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja le
pidió a Śrīla Gurudeva que le enseñara el Brahma-saṁhitā. Él le dijo que la edición
en inglés de Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura
Prabhupāda de los comentarios de Śrīla Jīva Gosvāmī sobre el Brahma-saṁhitā era tan elevada que él no
podía entender bien su inglés refinado y altamente académico. Él estaba deseoso
de estudiar cuidadosamente este Brahma-saṁhitā pues había oído que
cuando Śrī Caitanya Mahāprabhu encontró este capítulo, Sus asociados
memorizaban un collar de estos versos que usaban alrededor de sus cuellos para
el recuerdo constante.
Śrīla
Gurudeva estaba sorprendido de que, tratándose de su idioma nativo, Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja no pudiese entender el inglés. A partir
de ese día y mientras ambos permanecieron en Bombay, Śrīla Gurudeva
le enseñaba el Brahma-saṁhitā diariamente
además de asistir a la corte. Después de cierto tiempo, cuando tuvieron que
volver a Bombay para otra audiencia, Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja le
pidió a Śrīla Gurudeva retomar las lecciones sobre el Brahma-saṁhitā por segunda vez. Así,
muy misericordiosamente, Śrīla Gurudeva le enseño el Brahma-saṁhitā dos veces.
Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja dijo que antes de venir al templo se
consideraba un intelectual pero que ahora podía ver quiénes eran los verdaderos
gigantes intelectuales. Él dijo que Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura Prabhupāda sabía muchos idiomas y que el
inglés no era siquiera su lengua natal. Él había tratado previamente de
ayudarse con el diccionario de Oxford, pero aun así no podía entender. Su
orgullo había sido aplastado.
No podemos
entender los temas espirituales simplemente mediante nuestro intelecto. Estas
verdades eternas son reveladas, como el Señor Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-Gītā,
a través de paripraśnena sevayā, servir e inquirir sumisamente de
Śrī Guru.
Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja dijo que había entendido cuán
insignificante era y que le estaba muy agradecido a Śrīla Gurudeva por haberle
enseñado el Brahma-saṁhitānuevamente. “Por su
misericordia sin causa”, dijo él
apreciativamente, “ahora puedo entender qué joya tan preciosa está escondida en
este Brahma-saṁhitā”.
No piensen
que son los Controladores Supremos
Śrīla
Gurudeva es un asociado eterno del Señor. Tal mahā-bhāgavata está
más que calificado para aceptar ilimitados discípulos. Para cuando el caso en
la corte todavía estaba en curso, Śrīla Gurudeva estaba en Juhu, Bombay. Aun
cuando él no estaba dando iniciaciones ni aceptando discípulos, estaba dando su
misericordiosa asociación y guía a quienquiera que viniera a él. Un día, Śrīla
Gurudeva estaba en su habitación cuando un sannyāsī de ISKCON
en cuerpo hindú[1] vino a verlo
sumido en un estado de depresión y lamentación. Estaba parado frente a Śrīla
Gurudeva cabizbajo y parecía estar sollozando.
Al ver su
condición, el corazón de Śrīla Gurudeva se derritió, pues el corazón de una
persona santa y pura es más suave que la manteca. La manteca se derrite al ser
calentada, en tanto que el corazón de una persona santa lo hace cuando ve a
alguien afligido. Con suma sensibilidad, Śrīla Gurudeva se dirigió alsannyāsī hindú
en hindi, “¿Quieres decirme algo?” Gurujī entendió que algo muy desfavorable
debía haberle pasado a este devoto sannyāsī.
“Sí”, respondió.
“Habla
abiertamente, no vaciles”. Gurudeva le aseguró, “Trataré de ayudarte tanto como
me sea posible”. Después de haber sido consolado por Śrīla Gurudeva, el sannyāsīcontinuó
sollozando y, miró hacia mí (yo era entonces Navīna Kṛṣṇa
Brahmacārī). “¿Por qué estás mirando a Navīna?”, dijo Gurudeva. “No hay nada de
qué preocuparse o temer. Él es mi segundo cuerpo. Lo que puedes hablar en mi
presencia, puedes hablarlo delante de él sin dudar”.
El sannyāsī respondió,
“El GBC (Cuerpo Gubernamental Comisionado) me ha prohibido dar iniciaciones”.
“¿Por qué?
¿Has hecho algo malo?”, preguntó Gurudeva.
Él contestó,
“Le pedí a un devoto que viniera y tomara harināma dīkṣā (iniciación) de mí”.
“¿Qué pasó
después que le pediste esto?”, preguntó Gurudeva.
“Yo pensaba
que ese devoto me era leal”, respondió,
“pero resultó ser todo lo contrario. De alguna u otra manera, el devoto fue
influenciado por otros y elevó una queja al GBC en mi contra. Luego, en las
reuniones del GBC, decidieron que me castigarían de algún modo. Entonces, me
prohibieron dar harināma o dīkṣā por dos años.
Especialmente, Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja fue muy duro
conmigo”.
“¿Cuánto hace
de esto?”, preguntó Gurudeva.
“Casi se ha
completado un año”.
“Oh, casi ha
pasado un año… ¿Por qué no me dijiste esto antes? He estado viniendo aquí por
tres o cuatro meses… OK, dime con quién debo hablar. Puedo hablar con Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja, Girirāja Mahārāja, Śrīdhara Svāmī…”
“Oh,
Gurudeva, Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja será suficiente.
No es necesario involucrar a otros en esto. Él puede levantar la prohibición
fácilmente sin consultarlo con otros”.
Entonces,
Śrīla Gurudeva me ordenó, “Navīna, ve al cuarto de Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja y dile que venga de manera urgente”.
Luego le dijo al sannyāsī, “Puedes volver a tu habitación. Yo me
encargaré de esto. No necesitas estar presente”.
Fui al cuarto
de Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja, le ofrecí
reverencias y le dije, “Gurudeva lo está llamando de manera urgente”.
Tan pronto
como Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja entró en la
habitación de Gurudeva, este le dijo resolutamente y con voz grave, “¡Tú le has
prohibido a este sannyāsī dar harināma por
dos años!” El impacto fue como si estuviese rugiendo.
Sorprendido,
Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja dijo, “Él quería
darle harināma a un devoto sin autorización del GBC. Por lo tanto,
fue puesto a prueba por dos años”.
“OK, te
ordeno que levantes esta prohibición”, instruyó Gurudeva. “Si quieres dirigir y
administrar una gran institución, no interfieras en cuestiones triviales como
esta. Debes tratar de evitar estas situaciones. Si te involucras en cuestiones
insignificantes, ¿cómo podrás manejar una institución tan grande? Y
especialmente, ¿cómo podrás ejecutar tu sādhana-bhajana? Todas
estas cosas vendrán a tu mente mientras estés cantando harināma y
especialmente cuando estés cantando tus mantras gāyatrī. Además,
una gran sociedad como ISKCON puede desmoronarse. Ten mucho cuidado”.
Tamāla Kṛṣṇa Mahārāja asintió con la cabeza. “OK, Gurudeva, lo
que usted me ordene, lo cumpliré de todo corazón”. Después de ofrecer
reverencias a Śrīla Gurudeva, regresó a su habitación y levantó la prohibición
ese mismo día.
El día
siguiente, el sannyāsī hindú vino a ver a Gurudeva con una
enorme sonrisa y se postró a sus pies de loto. “¡Oh, Gurudeva!”, dijo, “Lo que
usted ha hecho por mí, ni un padre afectuoso lo hace por su hijo. Le estoy
eternamente agradecido”.
Caso cerrado
El caso en la
corte duró muchos meses, y afortunadamente la batalla legal culminó sin pérdida
de propiedades tanto como para ISKCON como para el BBT. Śrīla Gurudeva le había
aconsejado a los sannyāsīs de ISKCON, “Escuchen, este hombre
es el hijo de su Gurudeva. Pienso que lo mejor es darle algo de dinero y
reconciliar las cosas. Ellos no ganarán porque yo estoy aquí para dar las
pruebas escriturales, y nadie podrá derrotarme. Sin embargo, todavía creo que
es mejor darle algo de dinero para arreglar esto”. Ellos estuvieron de acuerdo
con la recomendación de Śrīla Gurudeva.
No hay duda
que Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja está profundamente complacido con Śrīla
Gurudeva por ponerse de pie y luchar por ISKCON. Śrīla Gurudeva estaba muy
feliz de hacer este servicio. Él era muy compasivo y quería ayudar a estos
devotos jóvenes e inexperimentados, quienes en su gran mayoría tenían la mitad
de su edad y eran muy nuevos en la conciencia de Kṛṣṇa.
A Śrīla
Gurudeva no le importó que algunos de esos nuevos devotos fuesen irrespetuosos
y arrogantemente le restaran importancia a lo que él había logrado. Śrīla
Gurudeva consideraba a Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja como su amigo más
querido y su śikṣā-guru, una relación que algunos
líderes de ISKCON han tratado de minimizar. A partir de estos hechos
históricos, podemos entender que un discípulo genuino es tan raro como un guru genuino.
Śrīla Gurudeva permaneció inmutable por la falta de respeto general y les deseó
el bien a todos antes de regresar a Mathurā con su sirviente personal.
Protector de
la sampradāya
Cierto tiempo
después del caso en la corte, varios sannyāsīs de ISKCON vinieron a
ver a Śrīla Gurudeva en el Śrī Keśavajī Gauḍīya Māṭha en Mathurā. Śrīla Gurudeva los recibió
cálidamente. Ellos le agradecieron a Śrīla Gurudeva por ayudarlos con el caso
en la corte. Después de hablar por un rato, ellos le presentaron una propuesta.
“Śrīla
Mahārāja”, dijeron, “queremos invitarlo
a Occidente. Tenemos algunas reglas y condiciones, pero nos gustaría llevarlo a
todas partes: Inglaterra, América, por todo el mundo”.
Invitar a
Śrīla Gurudeva a predicar en sus templos alrededor del mundo era un gran avance
en relación con su postura pública. La mayoría de los líderes de ISKCON se habían
aislado de la asociación con Gauḍīya Vaiṣṇavas autorizados y no estaban interesados en
practicar el proceso de bhajana tal como había sido presentado
por Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura, Śrīla
Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura Prabhupāda y Śrīla
Bhakti Prajñāna Keśava Gosvāmī Mahārāja. Si su Gurudeva, Śrīla Bhaktivedānta
Svāmī Mahārāja, no hubiese querido que practicaran bhajana, ¿por
qué, entonces, había imágenes de todos estos ācāryas en sus
centros prominentes? Incluso, indicaron que su proceso era diferente. “Nosotros
no predicamos gauḍīya…”, aun cuando
su maestro espiritual venía de la gauḍīya-sampradāya y había sido uno de
los tres fundadores de la Gauḍīya Vedānta
Samiti.
El caso en la
corte les mostró a todos ellos que podrían haber perdido todo, pero fue un Gauḍīya Vaiṣṇava quien acudió en su
rescate y los salvó. Probablemente ahora, sintiéndose obligados hacia él,
querían reciprocar. Para entonces, Śrīla Gurudeva no estaba iniciando
discípulos; él había sido unsannyāsī por más de cuarenta años y compartía
su vasto conocimiento, pensamientos y experiencias con todos los que se le
acercaban. Los gurus y sannyāsīs de ISKCON,
no obstante, eran más jóvenes y menos experimentados en la conciencia de Kṛṣṇa que él; aun así, estaban
insinuando tristemente que él no estaba tan ‘calificado’ como ellos y le pedían
que aceptara la invitación gratuita a occidente bajo ciertas reglas.
El śāstra declara
que todos los tipos de anarthas (deseos materiales), aparādhas (ofensas)
y abhimānas (identificaciones falsas) pueden ser erradicadas solo
por buena asociación (sat-saṅga). Mientras un devoto se
identifique con el cuerpo material, no podrá entrar en ese reino del bhajana que
todos los ācāryas han venido a dar. Śrīla Gurudeva dijo que
tenemos que rechazar todos los tipos de identificaciones falsas relacionadas
con el cuerpo, tales como, ‘Soy un brāhmaṇa’, ‘Soy un kṣatriya’, o las relacionadas con el
carácter, por ejemplo, ‘Soy tan calificado’, ‘Soy rico’, ‘Soy un erudito’, etc.
Śrīla Gurudeva dijo que solo cuando nos volvemos más humildes que una hoja de
pasto (tṛṇād api sunīca) y oramos en
estado de extrema aflicción y con un deseo intenso de obtener la misericordia
del Señor Caitanya, nos será posible entonces obtener esa misericordia.
Si bien
algunos líderes habían tomado la posición de gurus iniciadores,
ellos desperdiciaron años valiosos al no aceptar el refugio adecuado de vaiṣṇavas avanzados (sādhu-saṅga) después de la partida de
Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja. Como resultado, muchos fracasaron en alejar
de sus corazones deseos superfluos que presentaron numerosos obstáculos a su
permanencia en el sendero del śuddha-bhakti. Fue así que, después
de cierto tiempo, muchos de los líderes abandonaron sus votos y
responsabilidades para con la institución y se volvieron ambiciosos
materialmente y apegados a sus posiciones. Esta ausencia de sadhu-saṅga puro los llevó
también a un mal entendimiento las conclusiones del vaiṣṇava-siddhānta. Un ejemplo dolorosamente
obvio es su desafortunada incapacidad para entender el verdadero origen de la jīva.
Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja claramente había escrito la conclusión de
que nadie cae de Vaikuṇṭha en su
comentario sobre el Śrīmad-Bhāgavatam, el cual es la esencia de los Vedas:
“La conclusión es que nadie cae del mundo espiritual, o los planetas Vaikuṇṭha, ya que es la morada
eterna”. (S.B. 3.16.26). A pesar de esto, siguieron confundidos.
Su Gurudeva,
Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja, es un nitya-siddha, un asociado
eterno del Señor. Él es un instrumento del Señor y de los ācāryas previos
de la gauḍīya-sampradāya. Él vino a
cumplir la profecía de difundir la conciencia de Kṛṣṇa por todo el mundo. Esos sannyāsīs
asumían que había heredado automáticamente la misión de su guru, y
así habían venido a māṭha de Śrīla Gurudeva con
la propuesta de que él se les uniera.
Fue así que
en ese día, ellos acudieron a Śrīla Gurudeva. No parecían tener la intención de
tomar refugio a los pies de loto de un sādhu y escuchar hari-kathā de
él. Conociendo su influencia y capacidad para predicar la filosofía vaiṣṇava, ellos lo querían dentro
de su institución para hablar y atraer a la gente de todo el mundo. Sin
embargo, tenían una agenda adosada a ese ofrecimiento —ellos querían controlar
la prédica de Śrīla Gurudeva, haciendo que él apoyara su modo de predicar y sus
conclusiones apasiddhānticas con respecto al alma. Uno no
puede engañar a Śrīla Gurudeva o encantarlo con una exhibición de emociones y
gestos externos y procedimientos oficiales.
“Lo
llevaremos a occidente y le daremos comodidades opulentas”, continuaron, “pero hay una condición: usted
tiene que decir que la jīva cae de Vaikuṇṭha, ningún
otro concepto, y cumplir con ciertas formalidades”.
Śrīla
Gurudeva estaba muy triste de oír estas palabras. Nunca antes lo había visto
tan serio. Plenamente consciente de la naturaleza de la realidad trascendental
y conociendo el veredicto de todas las śāstras, rechazó este
absurdo ofrecimiento con un resonante e instantáneo, “¡No!”.
Su
comportamiento hacia él evidenciaba una falta de conocimiento de la etiqueta vaiṣṇava y su fracaso en
entender las conclusiones filosóficas de su propio guru.
Inmediatamente
los castigó, “¿Cómo podría yo hacer semejante cosa? ¡Váyanse de mi māṭha y no vuelvan con
semejante propuesta sin sentido! No piensen que me muero por ir a occidente”.
Acto seguido,
Śrīla Gurudeva los advirtió sobre sus ofensas: “Ustedes piensan que van a
mostrarme la opulencia de occidente. En nuestra Vraja, hay tanta opulencia que
la opulencia del mundo entero no se compara siquiera con la fracción más
insignificante de la opulencia de Vṛndāvana. Si bien tal opulencia está cubierta por la
dulzura sin paralelo del mādhurya-bhāva, quien haya visto la opulencia
de Vṛndāvana
Dhāma, no necesita ver nada más en este mundo material.
Cuando el
piadoso emperador musulmán Akbar acudió a Sanātana Gosvāmī pidiendo servicio,
éste le respondió que no necesitaba nada. Ante la insistencia del emperador,
Sanātana Gosvāmī le dijo que podía reparar una escalera rota sobre la orilla
del Río Yamunā. Akbar se sintió ofendido y pensó: ‘¿Por qué me ha pedido que
hiciera este servicio insignificante? Él conoce muy bien mi posición como
Emperador y mi inmenso poder. Sabiendo esto, ¿por qué semejante pedido…? De
cualquier modo, cumpliré la orden de esta persona santa.’
Con este
pensamiento en su mente, Akbar se dirigió al Yamunā. Por la misericordia de
Sanātana Gosvāmī, él pudo ver la gran opulencia de Vṛndāvana Dhāma. Él volvió
corriendo a ver a Sanātana Gosvāmī y se postró a sus pies. ‘Prabhu’, le dijo al
santo: ‘por su misericordia, mi ego ha sido aniquilado y he podido entender que
soy insignificante. Soy incapaz de hacer el servicio que usted me ha pedido.
Incluso si vendo todo mi reino, no será suficiente para reparar la escalera
trascendental de Vṛndāvana. Hay
tantas joyas preciosas allí… Por su misericordia, hoy pude entender que todo en
Vṛndāvana es
eterno y trascendental y que todo dentro de este mundo es temporario y mundano’”.
Gurudeva
continuó hablando enérgicamente, “Y ustedes piensan que van a mostrarme algo de
opulencia en occidente… ¡Tonterías! Jamás he de decir algo contrario a lo que
he oído directamente de mi Gurudeva, Śrīla Bhakti Prajñāna Keśava Gosvāmī
Mahārāja, de mi śikṣā-guru, Śrīla Bhaktivedānta Svāmī
Mahārāja, y de nuestras escrituras”.
De esta
manera, Śrīla Gurudeva les estaba enseñando cómo todo debe ser confirmando con guru,
sādhu y śāstra, y que cualquier conclusión contraria a los
preceptos de Rūpa Gosvāmī y de nuestros rūpānuga-ācāryas deber
ser rechazada de inmediato. Cuando los sannyāsīs vinieron, él
les habló muy suave y dulcemente, pero ahora lo estaba haciendo con autoridad y
firmeza, denotando que esperaba obediencia inmediata. “Yo he discutido esta
filosofía con Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja desde 1946, y sé que no es
posible que él hubiese escrito en ninguna parte en sus libros que la jīva ha
caído de los planetas Vaikuṇṭha… Ustedes
no pueden cambiar el significado de los que está en las śāstras”.
Śrīla
Gurudeva reprobó severamente sus acciones, “No piensen que estoy ansioso por ir
a los países occidentales. Estoy endeudado con mi muy misericordioso Śrīla
Gurudeva. Siempre le seré fiel. Él me enseño todo y me envió a predicar. Cuando
había disputas, automáticamente yo podía aclararlas. No hablen lo que no está
en las escrituras y lo que ustedes no han realizado, pues de lo contrario les
va a ir mal. A donde quiera que vaya, hablaré tan solo lo que me ha sido dado
por nuestro guru-paramparā y nuestras escrituras”.
El bhāgavata-paramparā debe
mantenerse intacto en su forma más pura. Así como Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura envió
a Baladeva Vidyābhūṣaṇa a Jaipur
para proteger a la Gauḍīya
Sampradāya, Śrīla Gurudeva nos está dando a todos las verdades esenciales de
nuestros sampradāya-ācāryas y las escrituras para que nuestra sampradāya esté
protegida delapasiddhānta.
Śrīla
Gurudeva rechazó de lleno su tonto ofrecimiento. La presentación de su mal
entendimiento de la filosofía como una enseñanza central de su gurudeva,
Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja, crearía una amenaza y una desviación de las
enseñanzas de nuestros ācāryas en la Bhāgavata-Sampradāya sin
precedentes.
Habiendo
sido silenciados por Śrīla Gurudeva, los sannyāsīsnunca más se
atrevieron a algo semejante.
Traducción al español: Amrtananda das
Publicado con la autorización expresa de
Sripad Bhaktivedanta Madhava Maharaja
Edición para Radharanikijay.tk: Hari-rasa das
[1] Él había recibido harināma y dīkṣā de mi abuelo espiritual Nitya-līlā Praviṣṭa Oṁ Viṣṇupāda Śrī Śrīmad Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja y sannyāsa de Kīrtanānanda Svāmī.