7º Capítulo del libro "Srila Gurudeva El Tesoro Supremo Vol. II": Srila Gurudeva y Srila Bhaktivedanta Svami Maharaja, un relato de Srila Gurudeva
Śrīla Gurudeva y Śrīla
Bhaktivedānta
Svāmī Mahārāja:
Del libro Mi śikṣā-guru y priya-bandhu: Recuerdos de Śrī Śrīmad A.C.
Bhaktivedānta Svāmī Prabhupāda, compilado a partir de selectas entrevistas,
conferencias y escritos de Śrī Śrīmad Bhaktivedānta Nārāyaṇa Gosvāmī Mahārāja,
Publicaciones Gauḍīya Vedānta.
Nuestro primer encuentro
En 1947,
yo estaba en Calcuta como el sirviente personal de mi Gurudeva. Un día hubo una
gran asamblea en la que muchos Vaiṣṇavas estaban presentes. Durante la
conferencia dictada por Gurudeva, un devoto gṛhastha
entró por la puerta trasera. Al verlo, Gurudeva dejó de hablar para pedirme que
lo trajera al frente. Muy humildemente, ese devoto dudó en venir, pero mi
Gurudeva le ordenó que caminara hasta el frente.
Gurudeva
mostró un gran respeto hacia él e insistió en que se sentara a su lado sobre la
plataforma. Miré hacia arriba a Gurudeva, y me pregunté en silencio, “¿Quién es
este devoto…?” Era muy raro que él hiciera esto con otros. Luego, él me dijo,
“Este es Abhaya Caraṇāravinda Babu, mi querido hermano espiritual. Él es un
discípulo especial de Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Prabhupāda. Es muy
humilde y calificado. Debes tenerle consideración, oír cuidadosamente de él y
servirlo”.
Para
entonces, yo solía preparar el desayuno, el almuerzo y otras comidas para
Abhaya Caraṇāravinda Prabhu y los otros Vaiṣṇavas mayores. También les lavaba
la ropa y hacer tareas de limpieza para ellos. Él solía observarme, y estaba
muy complacido conmigo. Él estaba feliz de ver mi servicio a mi Gurudeva y
comenzó a hacerme preguntas sobre mí, como de dónde venía o cómo y dónde me
había unido al Māṭha. Solíamos conversar, y él estaba muy satisfecho con mis
respuestas. Por mi parte, yo me sentía muy impresionado y atraído por él. Así
es como comencé mi servicio a él en mi corazón y mediante mi trabajo.
Ahora
pienso cuán afortunado fui de haberlo conocido tanto tiempo atrás y de haberlo
servido. Tan grande era afecto mutuo que nos unía que no puedo explicar lo
suficientemente bien lo que hay en mi corazón. Él me escribió en una de sus
cartas que, desde el momento que me vio, hubo una conexión afectiva entre ambos
y que compartíamos una relación basada en el amor espontáneo. Él escribió,
además, que así como su Śrīla Prabhupāda le tenía mucha fe y un gran afecto
desde el principio, el sentía amor por mí y me deseaba lo mejor.
Él era
un gran orador, y sus clases eran muy influyentes. En sus discursos sobre el Śrīmad-Bhāgavatam, el primero daba el significado
palabra por palabra, para luego dar explicaciones muy elaboradas; y todo lo que
hablaba era hermoso. En esos días, había muchos discípulos mayores de Śrīla
Bhaktisiddhānta Sarasvatī Prabhupāda, como Śrīla Śrīdhara Mahārāja, Śrīla Tīrtha
Mahārāja, Śrīla Śrauti Mahārāja, Śrīla Nemi Mahārāja, Śrīla Yāyāvara Mahārāja, Śrīla
Auḍulomi Mahārāja, Śrīla Vaikhānasa Mahārāja, Śrīla Purī Mahārāja, Śrīla Giri
Mahārāja and Śrīla Mādhava Mahārāja. Todos ellos eran como tigres, osados y
poderosos, y muy versados en el siddhānta.
Ellos solían venir a visitar a Gurudeva, y yo tuve la oportunidad de servirlos.
Aunque Abhaya Caraṇāravinda Prabhu era un gṛhastha
que vivía fuera de cualquier māṭha,
era considerado por todos como un devoto extremadamente calificado. Él era muy
osado y nunca hizo concesiones con nadie en lo que respecta al siddhānta establecido, nunca, y
derrotaba y convencía a todos a través de su prédica.
Para
entonces, se lo veía con frecuencia asociado con sus hermanos espirituales y
cultivaba profundas amistades en todos los templos donde se reunían —en
Calcuta, Navadvīpa, Chinchura y Delhi. El solía reunirse con sus hermanos
espirituales y, por su condición de gṛhastha,
mostraba mucho respeto por ellos. A la vez, todos los sannyāsīs y los brahmacārīs
mayores le tenían una gran consideración porque era un gran erudito y un predicador
valiente y poderoso, por todos conocido como abhaya —sin temor.
Sevā editorial
Nuestras
revistas, Gauḍīya Patrikā y Bhāgavata Patrikā, comenzaron en 1953.
Gurudeva le pidió a Abhaya Caraṇāravinda Prabhu, “Quiero establecer
publicaciones en bengalí y en otros idiomas, y me gustaría que usted
especialmente escribiera artículos para ellas”. Anteriormente, él ya había
escrito para el The Harmonist, y seguía escribiendo maravillosos
ensayos, sus significados al Gītā,
etc. Él desafió a todos los que se oponían al bhakti puro, especialmente la ‘Misión Mūrgī.’ Así llamaba él a la
Misión Rāmakṛṣṇa —la Misión Mūrgī— porque sus miembros comían pollo (mūrgī). De hecho, ellos comen además
carne, huevos y otras cosas abominables.
Tanto la
Misión Rāmakṛṣṇa como la de Vivekānanda eran prominentes por esos días. Ellos
gozaban de gran renombre entre el público en general, quien pensaba, “Oh, ellos
son devotos tan elevados. En toda la India, solo ellos están siguiendo los Vedas. La misión Gauḍīya y otros no son
Védicos”. Abhaya Caraṇāravinda Prabhu escribió un artículo en dos partes sobre
los mūrgīs. Él finalizó la primera
parte, y cuando se publicó la segunda, todos estaban convencidos y asombrados,
menos los mūrgīs. Muchos le pidieron
que siguiera escribiendo artículos como estos, los cuales abogaban por una
reforma de las instituciones religiosas.
En
aquellos días, el presidente de la India era el Dr. Radhakrishnan, quien era
muy erudito, con un nivel de inglés muy académico y mundialmente famoso como un
māyāvādī. Él había escrito un
artículo diciendo que el alma en el cuerpo de Kṛṣṇa era Dios, pero que el
cuerpo de Kṛṣṇa no lo era. Él dijo que, tal como en el caso de nuestro cuerpo y
nuestra alma, había una diferencia también entre el cuerpo y el alma de Kṛṣṇa.
Guru Mahārāja no estaba aquí entonces, pero Abhaya Caraṇāravinda Prabhu sí, y
escribió un artículo muy bueno en respuesta. Citando muchos ejemplos de las śāstras, le respondió al presidente:
“Quienes hablan así son bribones. En Kṛṣṇa, no hay diferencia entre deha y dehī, el cuerpo y su poseedor. Todas Sus cualidades, pasatiempos y nombres son trascendentales. Si uno no tiene un guru puro y auto-realizado, no puede entender esta idea. Usted no tiene guru; usted está leyendo las śāstras usted mismo. Así como Gautama Buddha se volvió un śūnyavādī, usted está en la misma situación. En algún momento, en el sur de la India, usted se encontró con las enseñanzas del renombrado Śaṅkarācārya, pero usted no ha leído a Śrī Rāmānuja, Śrī Mādhvācārya, Śrī Caitanya Mahāprabhu y Śrīla Jīva Gosvāmī; tampoco jamás ha leído a Baladeva Vidyābhūṣaṇa. Usted debería tratar de entender qué es acintya-bedhābedha. No sea sectario. Usted es una autoridad en la India, el presidente, pero no una autoridad en religión. Usted deberá aprender algo de nosotros”.
Śrīla Bhaktivedānta
Vāmana Mahārāja designó a Śrīpāda Abhaya Caraṇāravinda Prabhu editor en jefe de
la Gauḍīya Patrikā en bengalí, y yo
estaban en el cuerpo editorial de la Bhāgavata
Patrikā en hindi. Normalmente él escribía sus artículos en bengalí y,
cuando ocasionalmente escribía en hindi, yo los editaba y luego publicaba. Esto
era así porque su lengua natal no era hindi. Mayormente, él escribía artículos
para la Gauḍīya Patrikā en bengalí.
Posteriormente, yo traducía sus artículos al hindi y los incluía en la Bhāgavata Patrikā.
Todo
esto era antes del tiempo de las grabadoras a cinta, y Prabhu era un experto en
estenografía. Durante las conferencias de mi Gurudeva y de otros Vaiṣṇavas
mayores, él se valía de la taquigrafía para registrar esas charlas en sus
cuadernos de notas. Sus transcripciones precisas eran usadas también para
artículos en la revista Gauḍīya Patrikā. Abhaya
Caraṇāravinda Prabhu continuó escribiendo ocasionalmente para nuestras revistas por muchos años, y algunos de esas
ediciones originales todavía se preservan en nuestro māṭha.
Residiendo en el Śrī
Keśavajī Gauḍīya Māṭha
Mi
Gurudeva y yo estábamos presentes el día que Abhaya Caraṇāravinda Prabhu volvió
al Keśavajī Gauḍīya Māṭha en 1955. Lo abrazamos y él nos abrazó.
Antes de
su regreso, él había tenido éxito con su negocio farmacéutico en Allahābāda,
llamado Prayāga Pharmacy, el cual era
muy famoso. Muchas personalidades importantes de la India, inclusive la familia
del Primer Ministro, eran clientes de su negocio. Sin embargo, tiempo después,
tuvo que venderlo. Entonces, viajó a todas las ciudades importantes del norte
de la India, tales como Delhi, Kānpura, Lucknow, Āgrā, Jhansi, Mathurā y otras
ciudades para vender las medicinas que él había elaborado a partir de fórmulas
propias. Kuñja-vihārī Prabhu, un discípulo mayor en el Māṭha, tenía mucha
devoción por él durante este tiempo. Él ayudaba a transportar sus maletas y
también le servía prasādam mientras
trabajaba.
Después
de un tiempo, este negocio también se terminó, y Abhaya Caraṇāravinda Prabhu
abandonó la vida de casado y todas sus posesiones en Calcuta. Nuevamente
regresó al Mathurā, pero esta vez sin sus pertenencias. Trajo una fórmula
médica para el tratamiento de eccemas que distribuyó entre los comerciantes,
tienda por tienda, pero las ventas no fueron bien. Él estaba viviendo en un
cuarto que había rentado próximo al Yamunā, en Hooli Wali Gully, cerca del
Bengali-ghāta. Él había permanecido allí por tres o cuatro días cuando fui a
verlo. “Prabhu, ¿por qué está quedándose aquí?”, le pregunté. Él era muy
humilde y no quería molestarnos; así que, por la fuerza tomé su equipaje y le
dije, “No permitiré que vaya a ninguna otra parte. Nosotros estamos aquí. Somos
sus hijos. Usted es un hermano espiritual de nuestro Gurudeva y nos es muy
querido. Queremos cuidarlo. No permitiré que usted se quede aquí, separado de
nosotros”. Llevé a los brahmacārīs
Kuñja-vihārī Prabhu, Śeṣaśāyī Prabhu y algunos otros y tomamos los pocos
utensilios que poseía y lo trajimos a vivir en el Māṭha.
Yo le
pedí, “Por favor, quédese aquí con nosotros predicando el Bhagavad-gītā, escribiendo, etc. Sé que nadie lo está asistiendo,
por lo que quiero servirlo personalmente. Por favor, quédese aquí para siempre.
No queremos que se vaya jamás”. Él se sintió muy complacido. Le di un cuarto
adyacente al mío. Su cuarto estaba ubicado allí (señalando a una habitación
puerta de por medio con la cocina) y la mía estaba aquí. Solo había dos cuartos
entonces, el suyo y el mío. Todavía no existía la cúpula del mandīra en nuestro Keśavajī Gauḍīya Māṭha.
Teníamos
pocas facilidades para ofrecerle porque no había nada en el Māṭha. Solo había
un baño, pero aun así podíamos lograr fácilmente todo lo que pretendíamos. Para
entonces, él no tenía nada que mostrarles a otros, “Esto es mío”. Solo poseía
su cuerpo y su ātmā —ni una paisā. Solo tenía unas copias de su
revista Back To Godhead, su Gītā, y tres o cuatro volúmenes de un Śrīmad-Bhāgavatam en bengalí. No tenía
ropa de cama ni cajas extra con pertenencias personales.
Le dimos
una habitación pequeña y muchos libros grandes. Śrīpāda Nṛsiṁha Mahārāja (uno
de sus hermanos espirituales) y yo le regalamos algunos libros en sánscrito y
en bengalí. Allí comenzó a escribir muchas traducciones al inglés y artículos.
Día y noche permanecía en su habitación abocado a esto y también cantaba mucho harināma, además de cantar hermoso bhajanas. No sabíamos cuándo o si
descansaba. Solo dormía un poco por las mañanas porque durante por las noches
el permanecía despierto al igual que por el resto del día. Él estaba tan
complacido con este arreglo de permanecer con nosotros, y nuestro Guru Mahārāja
también lo estaba cuando se le informó al respecto.
A veces
yo bromeaba con él, “¡Oh, usted puede tratar de ser responsable por sus hijos y
esposa; pero al final, ellos lo están rechazando!” Uno de sus hijos no era muy
favorable y otro era algo favorable pero no quería servirlo. Y solía decirle,
“Prabhu, ¿por qué no acepta más servicio de nosotros? Usted no debería volver
con ellos. Yo mendigaré de puerta en puerta y me encargaré de conseguirle arroz
y otros ítems”.
Cuando
Prabhu vino a Mathurā por primera vez para quedarse con nosotros, tenía una
dolencia que toleraba silenciosa y humildemente. Ya que él era un experto en
medicinas, usaba curas ayurvédicas u homeopáticas cuando era necesario y
evitaba los tratamientos alopáticos. Yo era muy afortunado porque él me
confiaba, “Yo no tengo fe en los doctores. Si exigen que me opere, podría
morir…” Yo le dije que no podía morirse, que tenía un sevā muy importante por hacer. Él estuvo de acuerdo y dijo que
estaba completamente determinado a cumplir el deseo de su Gurudeva de predicar
por todo el mundo. Le dije que conocía un doctor fidedigno en Mathurā que había
curado a otros. Él me dejó que lo llevara, y me quedé a su lado durante toda la
operación. Yo dudaba en mencionar estos detalles porque puede sonar como que lo
estaba ayudando. De hecho, yo sé que él me estaba dando su misericordia al
permitirme que le prestara servicio íntimo.
Acostumbrábamos
visitarnos en nuestros cuartos y a bromear sobre ciertos tópicos. A él le
gustaba bromear, y cuando reía era muy dulce. Él bromeaba de una manera
especialmente deliciosa, con una sonrisa levemente juguetona. Solíamos tener
discusiones filosóficas sobre tópicos como el Prahlāda-caritra y el décimo canto del Śrīmad-Bhāgavatam. Leíamos juntos muchas escrituras, y solíamos
tener discusiones muy profundas sobre los temas sobre los que él escribía en la
revista Gauḍīya Patrikā. A veces,
teníamos discusiones con uno, dos, tres o cinco discípulos de mi Gurudeva en mi
habitación. Había otros grandes oficiales y personas importantes que venían a
oírlo hablar. Ellos decían, “Abhaya Caraṇa Bābu es un devoto tan erudito y
avanzado”. Todos lo glorificaban. Prabhu tenía mucho entusiasmo por cocinar y
siempre decía que todos los Gauḍīya Vaiṣṇavas deberían ser expertos en el arte
de cocinar para Kṛṣṇa.
Durante
los muchos meses que el permaneció en el Keśavajī Gauḍīya Māṭha, ambos juntos
ejecutábamos sandhyā-ārati todas las
noches. Él tocaba la mṛdaṅga muy
expertamente mientras yo tocaba los kartālas
y cantaba. A él le gustaba mucho como yo cantaba y siempre me pedía que
liderara el kīrtana. Alguien alguna
vez me preguntó, “¿Por qué Prabhu no canta también? Él también tiene una
hermosa voz”. Yo le respondí, “Sí, ciertamente sí, pero hay veces en las que él
no canta porque está experimentando sentimientos devocionales intensos y sollozando
en consecuencia”. Yo he notado esto inclusive en algunas de sus grabaciones.
Su aceptación de sannyāsa
Él había
sido el gerente de Bengala Chemicals y era tan experto que había llevado
adelante otra compañía. Él había venido a Allahābāda y estuvo a la cabeza de un
gran negocio médico, pero con el correr del tiempo también tuvo dificultades.
Tiempo después se ocupó en otros negocios de menor importancia, pero Kṛṣṇa no
le permitió seguir. Finalmente, se vino aquí.
Una vez
mientras hablábamos en 1959, sentados uno al lado de otro, Prabhu me dijo,
“Cuando vi a Śrīla Prabhupāda por primera vez y cuando me dio iniciación, me
dijo que debía predicar en inglés en los países occidentales. Él me dijo lo
mismo hace más de veinte años en Calcuta”. Él prosiguió, “Aquello a lo que
temía se me ha venido encima, y ahora veo que no puedo triunfar en los negocios”.
Yo le respondí, “Ya no siga intentando. Usted no es el tipo de persona para
hacer nada en relación con asuntos mundanos. Kṛṣṇa y su Gurudeva quieren que
usted predique en los países occidentales. Usted tiene un trabajo muy
importante por realizar, y está tan calificado”. Nos reímos juntos sobre esto
de un modo amistoso.
Guru
Mahārāja y Abhaya Caraṇāravinda Prabhu eran amigos íntimos, ellos habían vivido
y servido juntos. Ambos eran gigantes intelectuales y grandes eruditos
pertenecientes a familias de clase alta. Por lo tanto, lo alenté a tomar sannyāsa de nuestro Gurudeva y a que
luego fuera a predicar a los países occidentales. Cuando mi Gurudeva llegó de Navadvīpa,
le dije, “Abhaya Caraṇāravinda Prabhu es su amigo, y lo obedecerá porque usted
es mayor”. Gurudeva era un sannyāsī y
Prabhu estaba en gṛhastha-veṣa (el
atuendo de un jefe de familia).
Anteriormente,
yo le había escrito a Gurudeva que Pūjyapāda Abhaya Caraṇāravinda Prabhu se
estaba quedando con nosotros, a lo que él respondió, “Él es mi amigo íntimo.
Trátenlo con mucho respeto y denle todas las facilidades”. Yo lo conocía desde
1947 y pude realizar cuán avanzado él era. Pūjyapāda Śrīla Śrīdhara Mahārāja, Śrīla
Śrauti Mahārāja y Guru Mahārāja lo trataban con mucho respecto, aun cuando él
era un jefe de familia.
Por lo
tanto, yo le pedí a Gurudeva que lo presionara un poco para que tomara sannyāsa. Entonces, Gurudeva lo llamó y
le dijo, “Nārāyaṇa Mahārāja y los otros muchachos andan diciendo que usted
debería tomar sannyāsa. Yo apoyo esta
idea. No dude en aceptar la orden de renuncia. Usted está muy calificado. Por
favor, tome sannyāsa ahora. Va a ser
de un gran beneficio”.
Así,
Abhaya Caraṇāravinda Prabhu estuvo de acuerdo en aceptar sannyāsa, y la ceremonia se llevó a cabo el día siguiente. Ese día
era el día auspicioso de Viśvarūpa-mahotsava. Prabhu me pregunto, “¿Cómo me
preparo?” A lo que yo respondí, “No se preocupe. Yo me encargaré de todo”. Así,
preparé el bāhira-veṣa (sannyāsa-dhotī), el uttarīya (tela para la parte superior) y la dāṇḍa con mis propias manos. Le enseñé cómo usarlos y a
continuación ejecuté el yajña. Akiñcanā
Kṛṣṇadāsa Bābājī Mahārāja, Śeṣaśāyī Brahmacārī, Kuñja-vihārī Brahmacārī,
Pārijātaka Mahārāja y muchos otros estaban presentes. Ahora, la mayoría de
estos devotos han partido.
Sanātana
Prabhu tomó sannyāsa con él y se
volvió Bhaktivedānta Muni Mahārāja. Él tenía noventa años y le había dicho a
Abhaya Caraṇāravinda Prabhu, “Si tú aceptas tomar sannyāsa, yo también lo haré”. Él ya no está entre nosotros, pues
se ha unido al servicio eterno de Kṛṣṇa.
Yo
recité los yajña-mantras y llevé a
cabo la ceremonia. Akiñcanā Kṛṣṇadāsa Bābājī Mahārāja, un amigo íntimo y muy
querido de Prabhu, cantó Hare Kṛṣṇa continuamente desde las ocho de la mañana
hasta las tres de la tarde de una manera muy dulce y profunda. Luego, mi
Gurudeva le dio el sannyāsa-mantra y
el nombre ‘Svāmī’, el cual es uno de los nombres fidedignos para sannyāsa y que significa ‘controlador’ y
‘amo’. El título ‘Bhaktivedānta’ ya le había sido otorgado en Calcuta por uno
de sus hermanos espirituales, y ‘Mahārāja’ es un título formal para quienes
están en la orden de renuncia. Este nombre ‘Svāmī’ fue muy apropiado porque Śrīla
Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja se volvió posteriormente el controlador de los
corazones de muchas, muchas jīvas,
debido a su fortaleza y fidelidad a su Gurudeva. Por este motivo, lo llamábamos
afectuosamente ‘Svāmījī’, no como algo casual sino como una muestra de gran
respeto.
Después
de la ceremonia, Gurudeva le pidió a Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja que
hablara. Él habló en inglés a pesar de que casi todos los presentes no podían
entenderlo. Él explicó que justo en ese momento, recordó las instrucciones
específicas de su Gurudeva de predicar en el idioma inglés. Él dijo, “Me siento
afortunado de aceptar sannyāsa de mi
hermano espiritual, Śrīla Bhakti Prajñāna Keśava Gosvāmī Mahārāja, a quien
conozco desde hace mucho tiempo y quien es mi amigo cercano. Él es un discípulo
fidedigno de nuestro Jagad-guru Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura
Prabhupāda. Muy bondadosamente, él me ha dado esta orden de sannyāsa; Śrīla Nārāyaṇa Mahārāja y Śrīla
Muni Mahārāja también me han inspirado a hacer esto. La orden de sannyāsa significa predicar la misión de
Śrī Caitanya Mahāprabhu y la misión de Gurudeva por todas partes. Mi Gurudeva
me instruyó predicar en inglés en los países occidentales y es por eso que
estoy escribiendo artículos y libros en inglés. Les oro a Kṛṣṇa, a Gurudeva y a
todos los Vaiṣṇavas que me den la fuerza para predicar esta misión en todo el
mundo”.
Algunos
extractos de este discurso y una descripción de la ceremonia han sido
publicados en nuestra Bhāgavata Patrikā.
La foto muy conocida de nuestro Gurudeva sentado entre Śrīla Bhaktivedānta
Svāmī Mahārāja y Śrīla Bhaktivedānta Muni Mahārāja fue tomada ese día.
Kuñja-vihārī Brahmacārī había sido un devoto acaudalado y había ayudado
financieramente a construir nuestro Māṭha. Con mucho placer, él donó las cinco paisās que tenía guardadas para pagarle
al fotógrafo. Así, hoy en día, todos podemos honrar este retrato de sannyāsa.
Fue un
privilegio especial para nosotros asistir a Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja
en tomar sannyāsa. Por los tres días
que siguieron a la ceremonia, Kṛṣṇadāsa Bābājī Mahārāja se quedó junto con él
en su cuarto. Ellos eran amigos especialmente íntimos y confidenciales. Después
de esto, Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja partió hacia Āgrā para predicar en
un programa que él mismo había arreglado. Él siempre estaba yendo y viniendo
ocupado en guru-sevā. Mantuvimos su
cuarto reservado para él por muchos años, y durante ese tiempo escribió algunos
de sus libros, como el Viaje Fácil A
Otros Planetas. Sus tres volúmenes del Śrīmad-Bhāgavatam
no se habían impreso todavía; así que, él continuaba escribiendo y trabajando
en su edición. Luego, los manuscritos fueron llevados a la imprenta en Delhi y
gradualmente fueron impresos. Él estaba escribiendo también Back To Godhead y otros títulos. Ya
había completado algunas traducciones en Calcuta y Allahābāda, pero aquí podía
concentrarse fácilmente, por lo que pudo llevar tanto a cabo.
Algunas
personas consideran que tomar sannyāsa
no es muy valioso o de mucha importancia, pero de hecho sí lo es. Pienso que si
Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja no hubiese aceptado sannyāsa, probablemente no habría logrado lo que logró en los
países occidentales. Śrīla Svāmī Mahārāja mismo explica en sus libros que
aceptar la orden de renuncia es favorable para la prédica. En la India, todos
honran a los sannyāsīs. En sannyāsa, uno renuncia a algo, pero gana
todo. Como se explica en el Śrīmad-Bhāgavatam:
mukunda sevana-vrata. Un sannyāsī
piensa, “Solo amo a Kṛṣṇa y a Śrīmatī Rādhārāṇī. No conozco nada más”. El sannyāsa-mantra es de gran ayuda para
obtener el kṛṣṇa-prema que Śrīla Rūpa
Gosvāmī, Śrīla Raghunātha dāsa Gosvāmī y todos los otros Gosvāmīs han tratado
de darnos y es superior a cualquier otro logro. Śrī Caitanya Mahāprabhu vino a
dar este tipo de kṛṣṇa-prema y, por
lo tanto, la aceptación de sannyāsa
es muy importante. No piensen que es una cuestión menor.
En el Śrī Rādhā-Dāmodara
Mandīra
Śrīla
Svāmī Mahārāja y yo éramos hermanos espirituales en lo referente a sannyāsa. Yo tomé sannyāsa antes que él en 1954, y él 1959. Sin embargo, siempre lo
consideré mi superior y comportamiento con él fue como mi śikṣā-guru, aunque Śrīla Svāmī Mahārāja nunca me trató como a un
discípulo. Más bien, siempre me aceptó como un amigo querido. Él me hacía
sentar en el mismo asiento que él mientras cantábamos japa, hacíamos kīrtana, y
a veces hacíamos capātīs juntos. Él
extendía la masa, yo los ponía sobre el fuego y después los ofrecíamos.
Nos
sentábamos sobre la misma cama también. En cierta ocasión, vine a visitarlo y
le di mi cādara porque él no tenía
ninguno para poner sobre su cama. Solo tenía una tela harapienta allí. Las
paredes se caían, pero él estaba tan absorto en su bhajana y sevā que nada
de eso le importaba. Él ejecutó tāpasya y sādhana en ese kuṭīra, en ese tīrtha
sagrado. Me considero afortunado de haber recibido su asociación allí.
Durante
esos años en Rādhā-Dāmodara, él estaba abocado por completo a escribir sus
traducciones y significados al Śrīmad-Bhāgavatam.
Cuando lo visitaba, trataba de ofrecerle ayuda. En esos días, yo estaba
editando el Patrikā, tarea que me
dejaba poco tiempo. Aun así, solíamos asociarnos en su pequeño bhajana-kuṭīra. A veces, tomábamos prasāda junto con los Gosvāmīs del
templo de Rādhā-Dāmodara y también hacíamos juntos el parikramā de Rādhā-Dāmodara, caminando y ofreciendo respetos a los samādhis de Śrīla Jīva Gosvāmī, Śrīla Kṛṣṇadāsa
Kavirāja Gosvāmī y especialmente Śrīla Rūpa Gosvāmī.
Preparación y partida hacia
América
Śrīla
Svāmī Mahārāja pasó un tiempo considerable en Delhi antes de partir hacia
América, pues era allí donde estaba imprimiendo y distribuyendo sus libros. Él
llegó a publicar tres volúmenes del Śrīmad-Bhāgavatam
allí. Yo viajé a Delhi varias veces para estar con él y me alojaba en sus
cuartos en el templo de Rādhā-Kṛṣṇa de Chippiwada.
Él
predicó vigorosamente en Delhi; adonde quiera que él fuese, le predicaba al
público. Él les hablaba sobre Rādhā-Kṛṣṇa y la misión de Caitanya Mahāprabhu a
todos con quienes se encontraba, y solía ocuparme a su lado en su labor de
prédica. Tiempo después, ya desde América, me escribía y me alentaba a
continuar predicándoles a las personas que él había cultivado.
Cuando Śrīla
Svāmī Mahārāja se estaba yendo a América, me contó todo sobre sus planes de
viaje. Me dijo cómo en Bombay le habían dado un pasaje para viajar a través del
Océano Atlántico hasta Boston en un buque de carga, y describió su ruta y su
arribo. Él tenía gran fe y una cuidadosa estrategia de prédica. Su meta era
establecer institutos Vaiṣṇavas y residencias. Mostrando gran confianza en el
santo nombre, decía que incluso si al principio los nuevos estudiantes sentían
que debían comer carne o beber alcohol, él haría lo que fuese necesario para
iniciar su bhakti. Me pidió que lo
acompañara, pero le imploré que no podía ir sin el permiso de mi Gurudeva,
quien me había ordenado que administrara el Māṭha en Mathurā.
Un día
me dijo, “La hora ha llegado, y estoy partiendo”. Él estaba saliendo para el
Puerto de Calcuta e iba visitar Māyāpura también. Vine para despedirme y tomé
el polvo de sus pies y lo puse sobre mi cabeza. Antes de partir, me pidió que
mantuviese correspondencia regular con él, lo cual hice. En los años venideros,
nos escribiríamos muchas cartas. Algunas de esas cartas, han sido impresas en
el panfleto Cartas de Śrīla Prabhupāda
desde América. Desgraciadamente, la mayoría de las cartas que me escribió
fueron prestadas a quienes en ISKCON estaban a cargo de publicar la biografía
de Śrīla Svāmī Mahārāja. Esas cartas no han sido devueltas todavía.
Tiempo
después, me escribió para que le enviase sus libros que estaban en su cuarto en
Mathurā, donde muchos de sus gruesos volúmenes estaban guardados en su
gabinete. Los libros estaban cubiertos de polvo, y me llevó un día entero
limpiarlos y empacarlos en varias cajas. Luego despaché todos los libros por
cargo a Nueva York. Cuando visité sus habitaciones en el templo de Los Ángeles
in 1996, me conmovió ver que varios de esos mismos libros estaban todavía allí
sobre los estantes. Yo traté fielmente de llevar a cabo todos los servicios que
me pedía.
Regreso a India
Cuando
regresó a India en 1967, me encontré con él y con su discípulo Kīrtanānanda dāsa
en el aeropuerto de Delhi, tal como me lo había instruido en su telegrama.
Cuando nos encontramos, me contó muchas cosas y detalles sobre su prédica en
América y cuán milagrosos eran los resultados. Humildemente, él sentía que todo
eso era la misericordia de su Gurudeva y el deseo de Śrī Caitanya Mahāprabhu y
Sus asociados. Me dijo algo muy especial —cómo él había cantado el mahā-mantra Hare Kṛṣṇa por primera vez
en Tompkins Square Park en la ciudad de Nueva York. Cantando por varias horas,
mantuvo sus ojos cerrados, oyendo profundamente y completamente dependiente de
esa misericordia.
Permanecimos
juntos en Delhi por siete días en el templo de Rādhā-Kṛṣṇa de Chippiwada.
Debido a que Śrīla Svāmī Mahārāja a veces se sentía enfermo, me enviaba a mí
junto con Kīrtanānanda a representarlo en sus programas de prédica. Siempre nos
alentó a predicar vigorosamente. Quería que todos viesen a sus Vaiṣṇavas
occidentales, por lo que nos llevó a cantar y a predicarle a la gente que él
conocía en Delhi.
Después
de algunas semanas, otro de los discípulos de Śrīla Svāmī Mahārāja, Acyutānanda
dāsa, vino a quedarse en Vṛndāvana. Debido a que estos dos muchachos eran
discípulos de Śrīla Svāmī Mahārāja, me senté con ellos y honré el mahā-prasāda que ellos habían preparado.
Ninguno de los Gosvāmīs de casta ni la mayoría de los hermanos espirituales de Śrīla
Svāmī Mahārāja jamás habrían aceptado el prasāda
ni el agua que Kīrtanānanda o Acyutānanda les hubiesen ofrecido. La razón de
esto es que esos discípulos eran occidentales y habían comido carne. Yo me
manifesté en contra de esta política y alenté a otros a aceptar a los
discípulos de Śrīla Svāmī Mahārāja como fidedignos. Les expliqué que la prédica
de Śrīla Svāmī Mahārāja a los extranjeros era algo completamente autorizado y
que estaba directamente en la línea de Śrī Caitanya Mahāprabhu y nuestro guru-varga. Creo que la mayoría de los
Vaiṣṇavas hindúes han aceptado esto ahora.
Durante
este primer viaje suyo, Parama-pūjyapāda Śrīla Svāmī Mahārāja vino a visitar a
mi Gurudeva, su sannyāsa-guru. Para
esa época, la salud de mi Gurudeva estaba débil y él estaba confinado a una
cama en Calcuta. Ellos tuvieron una reunión confidencial, la cual fue su última
vez juntos en este mundo. Mi Gurudeva estaba extremadamente feliz de ver el
servicio de Śrīla Svāmī Mahārāja a su Śrīla Prabhupāda. Él expresó su
apreciación y glorificó su extensa labor de prédica, y le prometió cooperar con
él. También hablaron sobre un arreglo de mi Gurudeva para una donación de
tierra para el futuro templo de Śrīla Svāmī Mahārāja en Māyāpura. Śrīla
Bhaktivedānta Trivikrama Mahārāja y Śrīla Bhaktivedānta Vāmana Mahārāja también
estuvieron presentes en esa ocasión.
Después
de que Gurudeva partiera de este mundo en 1968, Śrīla Svāmī Mahārāja junto con
sus discípulos nos enviaron un telegrama de condolencia. Él también le mandó
una extensa carta a Śrīla Trivikrama Mahārāja en Navadvīpa. También dio un
discurso sobre Śrīla Gurudeva en Seattle, Washington, en la cual narró la
historia de cómo le había concedido sannyāsa.
Habló de su gran apreciación y cómo él ahora había entrado en la morada de Kṛṣṇa.
Nos enteramos tiempo después por algunos de sus discípulos que derramó lágrimas
cuando recibió el telegrama informando que nuestro Gurudeva había entrado en nitya-līlā.
En su
carta a Śrīla Trivikrama Mahārāja, Śrīla Svāmī Mahārāja le pidió que le enviase
una foto de Gurudeva ya que quería ponerla en los altares de sus templos en
occidente. Además, me escribió y me pidió que le enviara una imagen de
Gurudeva. Recuerdo que en una carta me pidió, “Por favor, envíame una foto de
tu Gurudeva para que pueda hacer pintar un retrato para ser puesto junto con
nuestra sucesión discipular en todos nuestros templos”.
Mis visitas durante sus
últimos días
Śrīla
Svāmī Mahārāja estaba muy enfermo, y nuestro Sukhānanda Prabhu le estaba
aplicando un masaje naturista con agua del Ganges. Antes de partir para
Inglaterra, Sukhānanda Prabhu vino a Vṛndāvana por catorce días para masajearlo,
dos horas a la mañana y a la tarde, lo que realmente ayudó a Śrīla Svāmī
Mahārāja. Solíamos visitarlo y hablar con él con frecuencia.
En
cierta ocasión, él no había comido o incluso bebido agua por muchos días. Aun
así, nos saludó a todos muy afectuosamente, como era su costumbre, y con mucho
amor nos ofreció el mahā-prasāda que
había sido preparado y ofrecido por sus discípulos. Él nos habló con entusiasmo
de cómo sus jóvenes estudiantes estaban tratando de servir a su gurudeva y a Kṛṣṇa. Aunque él no había
probado bocado por tanto tiempo, se aseguró que cada uno de nosotros tomáramos prasāda a nuestra total satisfacción.
Algunos
hermanos espirituales solían visitarlo también. Akiñcanā Kṛṣṇadāsa Bābājī Mahārāja,
Śrīla Vana Mahārāja, Śrīla Bhakti Pramoda Purī Mahārāja, Śrīla Bhakti Vaibhava Purī
Mahārāja, Indupati Prabhu (del templo de Śrīla Mādhava Mahārāja), Ānanda Prabhu
y muchos otros devotos venían a verlo. Nosotros vinimos varias veces a verlo
acompañando de nuestros brahmacārīs
como Śeṣaśāyī Prabhu, Śubhānanda Prabhu, Premānanda Prabhu y a veces otros. Hay
grabaciones de algunas de estas conversaciones, pero la mayoría de ellas fueron
en bengalí o hindi.
Justo
antes del mes de Kartika a principios de Octubre, cuando nuestro Vraja Maṇḍala parikramā estaba por iniciarse,
Parama-pūjyapāda Śrīla Svāmī Mahārāja envió por mí. Él le pidió a sus sannyāsīs mayores y a muchos otros,
“Quiero reunirme con Nārāyaṇa Mahārāja”. Algunos de ellos vinieron a buscarme
en auto y me pidieron, “Śrīla Prabhupāda quiere verlo. Venga ahora, por favor”.
Yo estaba en el medio del discurso de la tarde a nuestro grupo del parikramā, pero me vine inmediatamente. Cuando
llegué a su habitación en el Kṛṣṇa-Balarāma Mandīra, él estaba en silencio.
Algunos muchachos estaban cantando el mahā-mantra
Hare Kṛṣṇa, mientras que algunos sannyāsīs
y otros discípulos permanecían en silencio. Después de un rato, el abrió sus
ojos y con su mirada me indicó que me acercara. Estaba muy entusiasmado antes
de su muerte. No, su muerte no— su entrada en el kṛṣṇa-līlā. Él estaba en silencio, pero cuando me vio se puso
contento. Los devotos estaban cantando Hare Kṛṣṇa muy suavemente en la melodía
especial de Śrīla Svāmī Mahārāja y todos pudieron ver que él no estaba cantando
ahora.
Le
ofrecí mis praṇāma, śāntya-praṇāma (en pie y en silencio),
porque me di cuenta de que no había espacio para ofrecerle praṇāma postrado. Ni bien me vio, dijo, “¡Oh, Nārāyaṇa Mahārāja ha
venido!” Él quería que me sentara en su cama y trató de incorporarse, pero yo
puse mis manos sobre él y le dije, “Por favor, recuéstese. Yo me sentaré aquí”.
Luego, me hizo un gesto para que me acercase y me dijo, “Quiero hablar contigo”.
Él quería que me sentara más cerca, por lo que les pidió a algunos discípulos,
“Traigan una silla”. Me senté muy cerca de su oído.
Comenzó
a llorar con su corazón derretido. Desde lo más profundo de su corazón me dijo,
“Nārāyaṇa Mahārāja, ¿podrás disculparme? Siento que hay una razón para que me
perdones. En el nombre de la prédica, les he dicho a mis discípulos algunas
cosas que tal vez no debería haber dicho. Además, fui duro con mis hermanos
espirituales en una carta que después fue reenviada a todos. En esa carta dije
que nosotros estábamos predicando mientras que otros no, que ellos eran kaniṣṭhādhikārīs que no predicaban sino
que permanecían ociosos. Dije que ninguno de los Gauḍīya Vaiṣṇavas me ayudó,
que ellos solo tomaban mahā-prasādam
y dormían”.
En este
momento, muchos de sus discípulos sannyāsīs
estaban observando. Sus palabras y humores implicaban tantas cosas sobre cómo
él había querido alentar a sus jóvenes estudiantes. Del mismo modo en el que
somos cuidadosos con los bebés, él debió a veces instruir a algunos de ellos
que no se mezclaran con sus hermanos espirituales y otros Gauḍīya Vaiṣṇavas.
Para evitarles a sus principiantes la confusión y la perturbación, él les decía
a veces que no visitaran ningún otro lugar. Una de las razones fue que algunos
de sus hermanos espirituales habían actuado equivocadamente. Además, sus
discípulos no entendían la modalidad hindú de las intenciones sutiles e
indirectas; y él no quería que ellos perdieran la confianza debido a las
críticas de otros Vaiṣṇavas hindúes que no habían entendido la sensibilidad de los
devotos occidentales y su modo de entrenarlos.
Śrīla
Svāmī Mahārāja había sido miembro de la Gauḍīya Māṭha por un largo tiempo y
conocía las regulaciones y el siddhānta,
pero no podía enseñarles todo a todos sus discípulos en tan pocos años. Él
había estado cultivando muchos Vaiṣṇavas occidentales de diferentes países,
pero estos carecían de nuestra cultura védica y sadācāra (hábitos devocionales). Él les había instruido a sus
jóvenes discípulos evitar a otros Vaiṣṇavas simplemente para protegerlos del
desaliento. Él solía decir, “Si bien no están completamente entrenados, su
actitud devocional es muy buena. Oro a Guru Mahārāja y al rūpānuga-guru-varga que los bendigan. Śrī Caitanya Mahāprabhu, Śrī
Nityānanda Prabhu y Śrī Baladeva Prabhu seguramente les darán su misericordia”.
Śrīla
Svāmī Mahārāja estaba recordando todas estas cosas y ahora me estaba pidiendo,
“Por favor, diles a los otros Vaiṣṇavas que he cometido esta ofensa y que por
favor me perdonen. Siento tanta pena por esto”. Yo le respondí, “Usted es mi śikṣā-guru y un Vaiṣṇava puro, y sé que usted no puede hacer nada que no
esté en la línea del bhakti. Creo que
ha hecho todas estas cosas con el único propósito de servir a su Gurudeva y a
Caitanya Mahāprabhu. Todos nosotros estamos endeudados con usted, no hay duda.
Nosotros conocemos la predicción, pṛthivīte
āche yata nagarādi grāma. Usted ha hecho un milagro —ha difundido Sus
glorias por doquier. No creo que usted haya hecho algo errado, por lo no hay
razón para que se excuse. Sin embargo, voy a pasarles su mensaje a los Vaiṣṇavas
mayores. Usted es mi śikṣā-guru;
cualquier instrucción que me dé, la seguiré con sinceridad absoluta”.
Las
lágrimas caían suavemente de sus ojos. Él estaba actuando tan humildemente,
como si no fuese un buen Vaiṣṇava, aunque verdaderamente era como Śrīla
Narottama dāsa Ṭhākura y Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura. “Śrī Śrīmad
Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura…”, prosiguió, “ordenó que todos nosotros
predicásemos en Europa y en América. Ese fue su gran deseo. Su otro deseo fue
que todos trabajáramos y predicáramos juntos. No desperdicié un solo momento.
Hice lo mejor que pude y he sido exitoso en cierta medida”. Su voz se
entrecortaba por la emoción mientras seguía hablando. “Si podemos trabajar
conjuntamente, este movimiento de saṅkīrtana
tiene grandes posibilidades, como declaró Śrī Caitanya Mahāprabhu”.
“Quiero
que ayudes a cuidar a mis discípulos”,
dijo luego. “Quiero que sean devotos buenos y calificados. Si ellos vienen a
ti, por favor, cuídalos”. Muchos de sus discípulos estaban cerca, por lo que me
dijo suavemente en bengalí, “Cuando fui a occidente, capturé muchos monos con
mi red. Realmente, ellos son muy expertos en pelearse entre ellos como monos.
Todavía son muy jóvenes y necesitan entrenamiento. Por lo tanto, te pido que
después de mi partida los ayudes en todo sentido”.
Considerando
las implicaciones de esta orden de mi śikṣā-guru,
titubeé. Él tomó mis dos manos con las suyas, miró profundamente en mis ojos y
me pidió que le prometiese que ayudaría. Por lo tanto, accedí. “Prometo que de
acuerdo con mi capacidad y mi bhaktisiddhānta-tattva,
siempre voy a estar dispuesto a ayudarlos tal como usted lo requiere”.
Luego le
dije, “Quiero decirles algo a todos ellos”. Śrīla Svāmī Mahārāja se sintió inspirado
inmediatamente y se dirigió a todos, “Oh, acérquense todos y escuchen a Nārāyaṇa
Mahārāja. Graben en sus corazones lo que él va a decirles”.
“No
piensen que Śrīla Svāmī Mahārāja se está yendo de este mundo,” me dirigí a
todos. “Gurudeva es eterno. Ustedes son afortunados de tener tal guru y Vaiṣṇava fidedigno. Todos
deberían difundir su misión cada vez con más entusiasmo. Si ustedes están tras
logros materiales, se encontrarán peleándose por un nombre, fama, y ganancia
mundanos. No estarán siguiendo sus enseñanzas ni su misión y estarán actuando
equivocadamente. Por lo tanto, no persigan su propio bienestar. Abandonen todas
esas cosas. Para servir a Śrīla Svāmī Mahārāja y predicar su misión, deberán
estar unidos con todos los devotos. No riñan con otros por pequeñeces. No echen
a nadie de esta misión por faltas menores. Traten de comportarse como amigos,
con hermandad… y luego podrán predicar. Si ustedes tienen dificultades con
alguna de estas cosas, entonces, tal como Śrīla Svāmī Mahārāja me lo ha requerido,
pueden venir a verme, y yo trataré de ayudarlos de todo corazón”.
Todos me
escucharon, y esto fue grabado en un casette. Śrīla Svāmī Mahārāja giró su
cabeza lentamente, mirando a todos los devotos que se habían acercado.
Lentamente levantó su mano, como llamando la atención de todos, y dijo,
“Escuchen a Nārāyaṇa Mahārāja. No peleen entre ustedes. He dado todas las
instrucciones en mis libros”. Lentamente bajó su mano y me dijo, “Te ruego que
pongas en samādhi con tus propias
manos. No quiero tomar samādhi de
nadie más. Creo que eres la persona indicada. Después de mi samādhi, haz los arreglos para la
celebración de mi festival mahotsava
de separación. Debes darle algo de dinero a los siete templos de Vṛndāvana y a
todas las Gauḍīya māṭhas. Depende di ti
cuánto —201, 1001 rupias— de acuerdo con tu juicio, lo que tú recomiendes. Todos
ellos deberían oír estas instrucciones y hacer los arreglos para pagar. Haz los
arreglos también para un mahotsava en
Mathurā e invita a todos los Vaiṣṇavas mayores al banquete. Invita también a
todos los Vaiṣṇavas de Vṛndāvana. Haz esto por mí. Y te pido nuevamente que
siempre ayudes a mis devotos”.
Su divina partida
Cuando
arribamos en esas horas finales el 14 de Noviembre, él ya no hablaba. Sentí en
ese momento al ver su rostro que estaba absorto recordando los pasatiempos de Kṛṣṇa
en Vṛndāvana. Pienso que fue una gran misericordia directamente de Kṛṣṇa porque
él había servido a Rādhā-Kṛṣṇa toda su vida. Por esa razón especial, la
absorción en Kṛṣṇa estaba allí. Sumergido en ese trance, sus ojos estaban
cerrados y ciertos síntomas especiales se habían manifestado. Era una escena
conmovedora. No sentía dolores, no había distracciones. En ese momento, su boca
era muy hermosa, como una rosa floreciente, como un loto.
Estos
son signos de una gran personalidad. Otros estarían llorando, “¡Me estoy
muriendo! ¡Me estoy muriendo!”, y sus rostros se verían muy feos. Sin embargo,
este no era el caso. Él era como una hermosa flor de loto. Yo sabía lo que él
estaba haciendo. Yo había visto a otros también, incluso mi Gurudeva, entrar en
aprakaṭa-līlā (los pasatiempos
eternos de Kṛṣṇa). Había visto a Pūjyapāda Anaṅga-mohana Brahmacārī, Śrīla Jagannātha
Bābājī Mahārāja (un discípulo de Śrīla Bhaktisiddhānta Prabhupāda), Śrīla
Narasiṁha Mahārāja, y Śrīla Padmanābha Mahārāja. Yo había visto partir a muchos
devotos, por lo que podía juzgar qué estaba ocurriendo. Ellos exclamaban, “¡Kṛṣṇa,
Kṛṣṇa!” y “¡Rādhe, Rādhe!”. Hay signos particulares que se hacen visibles en
ese momento, los cuales demuestran que alguien está recordando a Kṛṣṇa, signos
que Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja estaba exhibiendo.
Él era muy hermoso y muy exaltado. No había
signos de dolor o apego al cuerpo ni nada por el estilo. Ya no estaba ansioso
por sus discípulos ni por ninguna de las cosas externas que él había
establecido en su movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa. No había nada más,
solo el recuerdo de Kṛṣṇa.
Nuestros
brahmacārīs estaban cantando bhajanas suavemente. En este momento,
pude ver que él estaba completamente satisfecho, por lo que yo me sentí
plenamente satisfecho también. Supe entonces que él partiría muy pronto, pero
no había signos de cuándo. Podía irse ahora o en un tiempo muy breve. En estado
de conciencia externa, él había hablado antes conmigo, pero no me había pedido
que me quedara. Yo no tenía apuro, pero estaba pensando que después que yo
saliera para Mathurā, él entraría en nitya-līlā.
Salimos hacia Mathurā y unas horas después nos informaron que él había partido.
Regresamos
pronto al Kṛṣṇa-Balarāma Mandīra e hicimos todos los arreglos para su mahotsava. De acuerdo con sus deseos, lo
llevamos en procesión a todas las Deidades importantes de Vṛndāvana. Había
muchos de sus discípulos y otras personas cantando en esa procesión, y todos
los Vrajavāsīs salían a la calle para honrarlo. Después, preparé su cuerpo.
Escribí unos mantras especiales sobre
su pecho y frente con tilaka. Usé sal
para su cuerpo y luego, siguiendo los procedimientos Vaiṣṇavas apropiados, puse
su cuerpo trascendental en samādhi
con mis propias manos.
Mi mensaje es uno con el suyo
A veces
a algunos les parece que hablo ciertas cosas que Śrīla Svāmī Mahārāja nunca ha
dicho. Cuando una semilla es plantada, naturalmente crecerá y se desarrollará como un árbol con ramas. ¿No están estas ramas
incluidas en la semilla original? ¿O acaso provienen de alguna otra parte? Porque
se trata de un árbol, todas sus partes se manifestarán naturalmente; todas
ellas están ocultas en la semilla. Śrīla Svāmī Mahārāja ha escrito todo en sus
libros. Yo no estoy diciendo nada nuevo. Todo lo que yo hablo viene directa y
exclusivamente de las literaturas auténticas de nuestros ācāryas. Yo también trato de dar ejemplos de los significados de Śrīla
Svāmī Mahārāja, en sus propias palabras.
El árbol
ciertamente crecerá. Aparecerán hojas nuevas y ese mismo árbol dará más y más
sombra. A medida que regamos el árbol, irán apareciendo nuevas flores y frutos;
eso es seguro. El proceso de regado es oír, cantar y recordar hari-kathā.
Parama
Pūjyapāda Śrīla Svāmī Mahārāja ha plantado muchas semillas de bhakti. Algunas semillas están brotando,
algunas creciendo, en tanto que otras han producido plantas con hojas —dos,
cuatro, seis hojas o más. Algunos sannyāsīs
están abandonando el voto de sannyāsa, muchos
devotos sinceros se están sintiendo desconectados y descorazonados. Estas
enredaderas que Śrīla Svāmī Mahārāja ha plantado necesitan que se las rieguen.
Un Vaiṣṇava
nunca puede ser exactamente igual a otro. Todos los detalles de la expresión no
pueden ser idénticos. Debe haber alguna diferencia. Śrī Nityānanda Prabhu y Śrī
Caitanya Mahāprabhu no son exactamente iguales. Śrīla Rūpa Gosvāmī y Śrīla
Sanātana Gosvāmī están en la misma línea, pero no son completamente iguales.
Las hojas de cualquier árbol, como el de mango, no son todas iguales; deber
haber alguna diferencia. Todos nosotros estamos en la familia de Śrī Caitanya
Mahāprabhu y, por lo tanto, incluidos en el mismo árbol. No se puede decir que
hay una diferencia real entre nosotros ya que estamos en el mismo árbol
discipular fidedigno.
Nunca
estuve interesado en tener muchos seguidores ni quería iniciar discípulos. Por
mucho tiempo, he estado activo como śikṣā-guru
para los devotos de la Gauḍīya Vedānta Samiti. De manera similar, quiero
ofrecer śikṣā a todo aquel que esté
interesado.
Ahora he
aceptado discípulos dīkṣā
occidentales, si bien mi intención original era ayudar a todos a que se
fortalecieran mediante śikṣā. Quiero
que los devotos se beneficien con el śikṣā
de los Vaiṣṇavas autorizados. Quiero que todos avancen en la conciencia de Kṛṣṇa,
que sientan amor y afecto los unos por los otros y por todos los Vaiṣṇavas.
Quiero ver que el movimiento de Śrīla Svāmī Mahārāja se vuelva fuerte y
saludable.
Śrīla Śrīdhara
Mahārāja trató de ayudar de la misma manera porque a él también se lo pidió Śrīla
Svāmī Mahārāja. Él nunca llamó a los devotos o trató de crear disturbios.
Muchos se sintieron atraídos y vinieron a escuchar su hari-kathā. Nosotros estamos hablando hari-kathā aquí, y así vienen muchos devotos sedientos de ayuda. El
concepto y siddhānta de śikṣā-guru y guru-tattva todavía no ha sido ampliamente entendido y aceptado.
El śikṣā-guru no compite con el dīkṣā-guru, sino que él asiste a los
devotos en fortalecer su relación con su dīkṣā-guru
y en entender y llevar a cabo las conclusiones de su dīkṣā-guru. Estoy obligado a servir a Śrīla Svāmī Mahārāja porque
él no solo es mi śikṣā-guru sino
porque es además mi amigo íntimo.
La orden
de Śrīla Svāmī Mahārāja para mí fue que ayudara a sus devotos. Si lo obedezco a
él, tal vez esté desobedeciendo a otros. En cualquier caso, inclusive si todo
el mundo se me opone, yo estaré en el otro lado, tratando de obedecerlo. Solo
quiero enseñar lo que es bhakti puro
en la línea de Śrīla Rūpa Gosvāmī y de todos nuestros ācāryas hasta Śrīla Bhaktivedānta Svāmī Mahārāja.
Quiero
ser bienvenido en sus templos, donde él ejecutó sus pasatiempos. Quiero tomar
el polvo de sus pues, ofrecer mis respetos y especialmente adorar en el lugar
de su samādhi, llevado a cabo por mis
propias manos. Mi corazón y mis brazos están abiertos, y mi puerta también lo
está para todos. Mi intención es ayudar a quienquiera venga a mí a establecer
un hermoso templo en su corazón, donde Śrī Śrī Rādhā-Kṛṣṇa puedan ser servidos.
Yo oro a
los pies de loto de mi dīkṣā
Gurudeva, Śrīla Bhakti Prajñāna Keśava Gosvāmī Mahārāja, y a los pies de loto
de mi śikṣā-guru y priya-bandhu, Śrīla Bhaktivedānta Svāmī
Mahārāja, que ellos derramen su misericordia sobre todos ustedes y sobre mí
también. Si después de otorgarles a todos ustedes su misericordia queda algo,
entonces ellos pueden darme algo a mí también. Desde mi corazón, me importan
todos sus seguidores que están tratando de cumplir sus órdenes y difundir la
conciencia de Kṛṣṇa. Les imploro a todos los Vaiṣṇavas que sean compasivos con
mi intento de servir los pies de loto y la misión de nuestro amado Śrīla Svāmī
Mahārāja, quien muy bondadosamente me ha dado la oportunidad de servirlo. Ofrezco
puṣpāñjali a sus pies de loto de todo
corazón.
Traducción al español: Amrtananda das
Publicado con la autorización expresa de
Sripad Bhaktivedanta Madhava Maharaja